Educar es una tarea ingente, que exige esfuerzo, dedicación y mucho tiempo. Para explicar las bases que toda educación debe seguir, el escritor y profesor universitario José Ramón Ayllón estará mañana en el Colegio Cluny en un acto organizado por la Asociación de Antiguos Alumnos, que consta de una charla a las 19.00 horas y un librofórum por la mañana sobre su libro “Vigo es Vivaldi”. Abordará el papel de la familia, de los profesores y las posibles soluciones a los fallos del sistema educativo español actual.

-Usted enumera diez claves de la educación. ¿Cuáles son?

-Hablo de diez porque es un número redondo pero se pueden resumir en tres generales importantísimas, que son la educación en familia, la educación de los sentimientos y la educación de la conciencia. A estos tres puntos habría que añadir en España reforzar la autoridad y fomentar el trabajo personal.

-La familia juega un papel clave.

-La familia es la base de la sociedad y cuando das clase te das cuenta de los efectos que tiene sobre los niños su erosión. Habitualmente, los hijos de familias que funcionan con cierto orden son fáciles de educar mientras que en el caso contrario suelen ser problemáticos.

-¿Cómo educar los sentimientos?

-Los sentimientos esenciales para educar a una persona son el amor y la amistad. Los dos se deben aprender en la familia, aunque en el segundo caso el colegio y su labor de socialización juega un papel importante.

-También apunta a la conciencia como esencial.

-La conciencia es una pieza insustituible de la inteligencia humana. La inteligencia moral nos permite decir lo que está bien o mal. Eso es la conciencia y es fundamental educarla hasta el punto de que los griegos, que sabían muchísimo del tema, decían que en el fondo, educar a una persona era formarla para que aprendiera a distinguir el bien del mal.

-¿Considera que el nivel ha bajado en los últimos años?

-Sí. Mis alumnos de 3º de BUP de hace quince años, cuando dejé de dar clases en secundaria, tenían el mismo nivel académico que ahora tienen mis alumnos de primer curso de universidad. En quince años ha descendido el nivel intelectual de los jóvenes por dos razones fundamentales: por las malas leyes educativas y porque son hijos de internet.

-¿Es perjudicial internet?

-No es bueno ni malo. El problema es que se pasan horas ante una pequeña pantalla y no ante un texto escrito, que está probado científicamente que es lo que despierta las neuronas y ejercita los reflejos intelectuales.

-¿Cuál es la receta para conseguir una buena educación?

-Las reglas básicas son tener autoridad y fomentar el trabajo personal. Si unimos esto a una familia estable que eduque la conciencia y los sentimientos tenemos niños bien educados.

-¿Se puede siempre formar bien, hasta a un adolescente?

-Si eres un buen padre puedes hacer lo que quieras con un adolescente. Si no conseguimos ciertas cosas es porque los padres y los profesores dejamos mucho que desear.

-¿Cuáles son los fallos del sistema educativo español?

-El sistema español hace agua por falta de autoridad, eliminada por las leyes como la Logse y por el síndrome lúdico, lo que hace que los alumnos confundan el colegio o el instituto con un lugar donde divertirse y no como un espacio para trabajar.

-¿Deberían cambiarse las leyes?

-Sí. La LOE y la Logse fueron bastante perniciosas y la política educativa del gobierno ha sido errática y malísima durante años y es algo en lo que se debe trabajar para arreglarlo ya.

-¿Cuál es la solución?

-Elaborar leyes buenas y cumplirlas. Pero no deben redactarlas los políticos, sino que debería alcanzarse un pacto social entre todos los sectores implicados para que la legislación no cambie cada cuatro años, según el gobierno de turno. De esta manera, quedaría en manos de auténticos profesionales.

-Pero habrá espacio para la esperanza.

-Claro que sí y hay colegios e institutos buenísimos en todos los rincones de España, donde los profesores han sabido crear un buen ambiente que se mantiene e impulsa a estudiar. Como ejemplo positivo está Navarra, que ha contado con consejeros de Educación muy buenos, que no han jugado ni hecho demagogia.