Los últimos datos sísmicos recogidos por los geólogos de la Universidad en las nuevas zonas de exploración en torno al "Gran Burato" también revelan la presencia de gas. Los expertos han ampliado este año la zona de estudio hasta los 1.130 km2 y las señales positivas detectadas en las últimas semanas suponen "un gran avance" para determinar la verdadera extensión del yacimiento. El equipo regresó ayer por la tarde a la zona para grabar imágenes submarinas inéditas con un robot y capturar muestras de gas en el agua o en los sedimentos de los puntos de interés que han marcado durante la primera etapa de su travesía científica –entre el 14 y el 25 de agosto–.

"Pudimos trabajar en las tres zonas establecidas y realizamos más del doble de análisis sísmicos que en 2010. Hemos identificado los mismos indicios que entonces aunque ahora en un área mucho mayor. Todavía tenemos que procesar los datos y confirmarlos, pero la situación es la misma", destacaba ayer el coordinador de la misión y catedrático de Geología marina, Daniel Rey.

La Consellería de Industria ya ha invertido en ambas expediciones 1,2 millones de euros. Los investigadores cuentan este año con la ayuda de un robot no tripulado que descenderá hasta el cráter del "Gran Burato", situado a 1.800 metros de profundidad y, según revelan los últimos estudios sísmicos, en estado inactivo. El minisubmarino de la empresa viguesa ACSM también rastreará la superficie de decenas de "buratos" más pequeños, algunos de ellos sin expresión superficial, por los que sí podría estar escapando en estos momentos el gas almacenado a mayor profundidad.

"La zona es muy amplia y, por tanto, es muy difícil de muestrear con dragas. El robot nos va a permitir una aproximación más inteligente que sistemática. Es como si intentásemos conocer el contenido de una habitación viendo las imágenes de su interior o sacando cosas", compara Rey.

A través de los ojos del robot, los científicos visualizarán una zona totalmente desconocida: "No sabemos cómo es el fondo ni las corrientes". Y además de localizar posibles escapes de gas, incluso aquellos que no han revelado a priori los análisis sísmicos, el ingenio aportará información sobre los procesos sedimentarios.

Erosión continuada

Los geólogos vigueses manejan ahora una nueva hipótesis sobre el origen del "Gran Burato". "Pensamos que no fue explosivo, sino resultado de una actividad de erosión durante mucho tiempo. El gas se produce en el interior de la corteza terrestre y se escapa a través de fracturas internas. En ese desplazamiento va erosionado y sacando material hacia la superficie marina", aclara Rey.

Las previsión de los investigadores es lanzar el robot al "Gran Burato" en cuanto el Sarmiento de Gamboa alcance la zona, localizada a unos 220 kilómetros al noroeste de la costa viguesa, y operar con él durante doce horas para obtener imágenes de alta definición y, si es posible, alguna muestra de pequeñas dimensiones.

A continuación, los científicos utilizarán los testificadores de pistón, unos dispositivos de unos siete metros de largo que penetran en el subsuelo para obtener muestras del sedimento. Y el biólogo de la Universidad Fran Ramil, que ya participó en la misión de 2010, volverá a utilizar un bou de vara, un arte de pesca de arrastre, para tratar de localizar fauna asociada a los escapes de gas. En su primer intento, hallaron organismos no exclusivos, pero sí típicos de zonas donde se producen estas emanaciones.

El equipo de esta segunda etapa –habrá una tercera entre el 6 y el 14 de septiembre– lo completan varios compañeros de Rey del grupo de geología marina Geoma, el físico Manuel Martínez, un experto en hidratos de gas del Ifremer francés y varios estudiantes de doctorado y de la carrera de Ciencias del Mar.