Gobierna el Puerto desde hace 20 meses, y en mayo pugnará por recuperar la Alcaldía, que perdió en 2007 al quedarse a un concejal - ”medio”, apunta ella- de la mayoría absoluta. A quienes aseguraban que no era la persona idónea para presidir la institución portuaria, Corina Porro responde que los tráficos e ingresos crecen, y se anota una gestión de “8” en una escala del uno al diez. Su principal mérito, “tomar decisiones”. Su espina, paralizar obras por lo que considera “maniobras” de Abel Caballero, que, afirma, le hace “zancadillas continuas” para evitar que los ciudadanos visualicen su gestión.

-El Puerto sigue sin Plan de Usos. ¿En qué situación está?

-Hay que preguntarle a Puertos del Estado, lo enviamos a Madrid a los tres meses de llegar.

-¿Cree que se retrasa deliberadamente?

-Se ha retrasado infinitamente cuando estuvo en manos del Ministerio de Medio Ambiente.

-¿En la etapa de Elena Espinosa?

-Sí, para que yo no pudiese aprobarlo. Se empezó a mover después. Pero nosotros hemos hecho todos los estudios de impacto ambiental y con la nueva ley tenemos otra vía alternativa al Plan de Usos. Aplicaremos la que llegue antes.

-El Puerto creció, pero sus principales sectores como automoción, naval o granito viven un momento delicado.

-La tendencia es buena. Estamos en números positivos. Cuando llegué había un 33% de caída de tráficos y déficit. Ahora crecemos un 12,4% en tráficos y hay un millón de superávit. Creo que es un momento muy bueno.

-¿Con la que está cayendo?

-Somos de los puertos que más crece en España. Hice un plan de austeridad, bajé las tasas a todo lo que se podía, porque las administraciones no están para hacer peto, sino obras sensatas. Invertí 50 millones en Areal y 21 en los silos de Bouzas. Aposté por Areal, no por el proyecto de su momento, sino por uno menor y respetuoso con la Ría, y por mejoras para el tráfico de cruceros, también esencial. Y ha dado resultado. El Puerto crece.

-Invirtió en humanizar la zona central, pese a que dijo que “primero es el pan y no podemos cargarnos la gallina de los huevos de oro”.

-Yo hago obras sensatas, no rellenos y edificios a pie de mar con viviendas y centro comercial, como el Plan Nouvel. El Puerto no está endeudado, y para mí es prioritario mejorar el espacio de cruceristas, acercar la ciudad al mar, y todo lo que repercuta en el empleo. Me encontré con cruceros en Guixar y Bouzas. Se perdía un tráfico emergente, porque las navieras quieren atracar en el centro, y en espacios dignos. Se lo dimos, y además por primera vez Vigo se reencuentra con el mar. Con una inversión relativamente pequeña logramos todos los objetivos.

-¿Por qué no arranca la Autopista del Mar?

-Por un error del Gobierno. Porque la naviera que recibe las ayudas no es la que tiene las líneas. Vigo tiene un tráfico Ro-Ro, y hay un planteamiento equivocado. Yo tengo la infraestructura lista y hago un seguimiento para conseguir tráficos o que las compañías lleguen a un acuerdo. ¿Por qué no arranca? Hay que preguntarle a [el ministro de Fomento] Pepe Blanco.

-A Mitsubishi le salen muchas novias para ubicarse. ¿Va a estar en el Puerto Seco?

-Yo quiero que vaya allí, y desde el primer día mantenemos múltiples reuniones con Zona Franca y Xunta. Hacemos todo lo que podemos. Es el sitio idóneo, pero diré más para que quede clara nuestra apuesta: el Puerto ofreció suelo en primera línea en Bouzas, con un silo de una planta en la explanada, pero no encajaba con los planes del nuevo coche de Citroën.

-¿Cuál fue su principal acierto y su peor error?

-Mi gran acierto es tomar decisiones y poner en marcha un puerto parado cuatro años. Mi mayor error, ser excesivamente prudente con los ataques de la Alcaldía, porque creo que debí seguir las obras que paralizaron.

-¿Las va a continuar?

-Sí, porque tengo todos los informes que me avalan, además de un auto favorable del TSXG.

-¿Su peor momento fue la imputación por Areal?

-Ahí no entendí por qué se paralizaba cinco meses una obra imprescindible. ¿Mi peor momento? Fue cuando me saludó un trabajador, de unos 35 años, al día siguiente de que me parase una obra el Concello. Él no sabía que se iba a quedar en paro.

-¿Si se hubiesen reunido usted y el alcalde no podría haberse evitado esta situación?

-Yo pedí una reunión con el alcalde nada más llegar, y tardó meses en concedérmela. Siempre estuve dispuesta al diálogo. No le puse ninguna traba cuando yo era alcaldesa y él estaba en el Puerto. Él hace lo contrario, antes y ahora.

-¿Hasta cuándo va a presidir el Puerto?

-Hasta que vea que es incompatible. Tengo un equipo, y puedo trabajar por la mañana en el Puerto y por la tarde dedicarme al proyecto para la Alcaldía.

-¿Quién será su sucesor?

-Ni lo he pensado.

-¿Por qué quiere ser alcaldesa?

-Porque me enganchó mi etapa anterior. Sentí que aporté algo y los vigueses me apoyaron. Tengo proyectos y los quiero plasmar. Hice un gran cambio en el Puerto y quiero transformar la ciudad, con ideas y sin crispación, no como otros.

-¿Ya tiene configurada la lista electoral?

-No lo he pensado todavía.

-¿Habrá muchas incorporaciones o se mantendrá el mismo equipo?

-Aún tengo que verlo, pero sí habrá incorporaciones.

-¿Ha tanteado a algún fichaje estrella?

-No creo en los fichajes estrella. Creo en la gente formada, trabajadora, honesta, seria y dispuesta a dejarse la piel.

-¿José Manuel Figueroa va a ser su número dos?

-Es lo único que tengo claro, quiero que sea Chema. Hemos hecho el recorrido juntos, conoce como nadie la política municipal y se está volcando conmigo en la Diputación.

-¿Cree que ésta será su batalla electoral más dura?

-He vivido varias y sé lo que voy a hacer. Nunca haré campañas rastreras porque yo no soy así. En Vigo me conocen, y seré sincera, con propuestas en positivo intentando no meterme con nadie. Otros demuestran que no harán lo mismo. Los ciudadanos decidirán.

-¿Qué opina de la gestión de Caballero y Domínguez?

-A Caballero le agradezco que haya cogido muchos de mis proyectos para las calles, aunque son una mala copia. Pero en tiempos de crisis, con un montón de parados más cada mes, hay que invertir, no hacer solo gasto. Además, si hubiese permitido aprobar antes el Plan General no estaríamos así. Sobre la gestión del gobierno, ni un proyecto nuevo. Todo heredado: Auditorio, donde su mérito fue quitarle una planta, 30 millones para el Casco Vello, viviendas de Navia, y las piscinas. Todo lo dejé yo firmado.

-¿Cree que su postura sobre las cajas puede pasarle factura?

-Le tiene que pasar factura a quien engañó. Yo me posicioné cuando los estudios demostraron que la fusión era viable. Otros se oponían y luego se la atribuyeron. Eso es tomar a los ciudadanos por tontos.