Cuando llega el invierno, los caballitos de mar abandonan sus entornos habituales en las rías gallegas y se dirigen hacia destinos todavía ignorados por el hombre. Los científicos del Instituto de Investigaciones Marinas-CSIC que en 2006 consiguieron criar por primera vez en cautividad ejemplares de Hippocampus guttulatus intentarán revelar su secreto mediante unos sensores que irán colgados al cuello de estos curiosos peces marinos y que desvelarán su posición en todo momento.

En el proyecto, que todavía se encuentra en fase de diseño, colabora el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, también del CSIC y con sede en Mallorca. "Ellos trabajan con este tipo de sensores en peces pelágicos como la corvina, que es más grande que un mero, pero será la primera vez que se utilicen técnicas de telemetría con caballitos", destaca Miquel Planas, coordinador del grupo vigués de Biología y Fisiología Larvaria de Peces.

Los transmisores serán instalados en los ejemplares a modo de colgante y determinarán su posición cada vez que atraviesen el área situada entre dos receptores colocados en el mar. "Los caballitos se van en invierno hacia zonas más abrigadas, lo que no quiere decir más profundas, porque la mala mar y el oleaje lavan la cubierta vegetal de los fondos en los que viven el resto del año", explica.

Esta tecnología permitirá a los científicos vigueses manejar una información "que no puede obtenerse de otra forma" y determinar no sólo hacia dónde se mueven los caballitos, sino también realizar una descripción de los hábitats que habitan y la relación entre los mismos.

La telemetría identificará a cada ejemplar de forma individualizada y esto revelará si las parejas permanecen juntas tras la reproducción. "Después del apareamiento el macho se va solo y, tras parir sus crías, vuelve al lugar en el que están las hembras", aclara Planas.

Los investigadores del instituto de Bouzas calculan que los sensores dejarían de emitir a los veintiún días, el límite de las baterías, por lo que sería necesario recuperar a los ejemplares del mar para instalarles un nuevo dispositivo.

Isótopos

El grupo de Planas también evalúa la posibilidad de aplicar por primera vez al estudio de los caballitos técnicas novedosas basadas en los isótopos estables para determinar su dieta, como ya se hace actualmente con aves como las gaviotas.

Estos elementos están presentes en los organismos vivos y no se descomponen con el tiempo. Entre ellos, se encuentran los de hidrógeno, oxígeno, nitrógeno o carbono; y la presencia de unos u otros depende del tipo de órgano o tejido que se analice.

Los expertos estudian ahora si la aleta dorsal, de la que hasta el momento ya extraían muestras para análisis genéticos, puede ser representativa parar utilizarla con este nuevo tipo de técnicas. "Se trata de no lesionarlos y esta parte se regenera al cabo de un mes", añade Planas.

Los estudios sobre la alimentación del Hippocampus guttulatus, la especie más común en las rías gallegas, se completará con el análisis molecular de las heces depositadas en los acuarios de Bouzas por ejemplares salvajes recogidos en el mar.

"Y más adelante nos gustaría investigar qué pasa con la microbiología de los caballitos que criamos en el laboratorio cuando los introducimos en el medio natural", avanza Planas.