Siguiendo los pasos de "La Pantera Rosa", la afamada pieza de Henry Mancini, decenas de bebés vigueses vivieron ayer su "bautismo" de música clásica. El Festival "Are More" cerró su décima edición con tres conciertos dedicados al público más sincero, los niños. Y el resultado fue excelente. Ensimismados con los músicos, los niños (que agotaron las entradas hace semanas) se dejaron llevar a "un viaje de los sentidos", tal y como lo definió el actor Xurxo Cortázar, que actuó como maestro de ceremonias de este particular ensemble.

El Canon de Pachelbel, la "Danza de las horas", de Ponchielli, el Movimiento del Invierno de las "Cuatro estaciones" de Vivaldi, o la "Pequeña Serenata Nocturna" de Mozart fueron algunas de las piezas que los músicos –Diana Rego, Miguel Álvarez (violín), Susana Blanco (violoncello) y Asterio Leiva (clarinete)– interpretaron para los pequeños.

Muy lejos de la rigidez que caracteriza a los conciertos habituales, en esta ocasión los músicos corrieron en busca de su silla, se durmieron encima de un escenario móvil, lucieron gafas de sol gigantes y dejaron a los niños inspeccionar sus instrumentos. "Los niños tienen los cinco sentidos muy despiertos y nosotros teníamos que estimularlos todos", explica Cortázar. Para ello, el juego de luces, las flores y los elementos visuales tuvieron tanta importancia como la propia música. Los niños participaron también creando con sus manos el sonido de las gotas de lluvia, "la percusión es el primer instrumento del niño", apuntan los músicos.

Y los padres disfrutaron tanto como los niños: "Es increíble que ninguno se ha movido ni un momento de su sitio; ha sido una experiencia preciosa", comenta una de las madres.

El concierto de la cantante Sara Mingardo con la Orquesta Barroca de Venecia puso por la noche el broche de oro al festival.