Crece de forma imparable el número de usuarios de internet y con ello los delitos telemáticos que se denuncian. Redes sociales, compras on line y buscadores forman parte de la rutina diaria de los vigueses, sin que las familias adopten todas las precauciones necesarias para protegerse y, más especialmente, para proteger a los menores. Gonzalo Sotelo, especialista de la Guardia Civil de Pontevedra, investiga desde el año 2003 este tipo de delitos y ayer explicó en una charla en el Círculo Mercantil qué es y cómo prevenir el fenómeno del grooming.

-¿Qué es el grooming?

-Es el acoso sexual a menores a través de la red, el conjunto de estrategias que una persona adulta utiliza para ganarse la confianza de adolescentes y obtener a cambio concesiones de índole sexual, imágenes o incluso pactar encuentros en persona.

-¿Están los adolescentes tan desprotegidos como parece durante sus conexiones a internet?

-Por puro desconocimiento de ellos y de sus familias. Se trata de herramientas nuevas, un medio poco conocido donde el control es mínimo. Por eso es fundamental que los padres instalen el ordenador en zonas comunes de la casa. Es un gran error dejar que los menores se lo lleven a la habitación. Hay que evitar ese punto de intimidad y convertirlo en un electrodoméstico más de la vivienda.

-Casos como el de la madre viguesa que se hizo pasar por su hijo en el messenger para destapar a un presunto pederasta alimentan el debate sobre la seguridad en internet. ¿Fue éste un caso excepcional o hay más de adolescentes en riesgo?

-Es excepcional que los padres tengan ese reflejo y reaccionen antes de que ocurra algo grave, pero las incidencias con menores que se denuncian son cada vez más habituales. Son poco conscientes de los riesgos que implica introducir datos personales en chats y redes sociales y se denuncian muchas suplantaciones de identidad, robos de contraseña o acceso a datos personales y fotografías que intercambian con supuestos amigos y que luego aparecen colgadas en páginas de internet.

-Con estos delitos existe cierta apariencia de impunidad...

-Es una sensación desde fuera, pero la verdad es que el acoso a menores tiene las mismas implicaciones en la red que en cualquier otro contexto y las penas, una vez demostrados los hechos, son las mismas, igual que para una estafa o cualquier otro delito. Desde que se creó la unidad pontevedresa de delitos telemáticos en 2003 se han impuesto muchas multas, pero también penas de cárcel en las situaciones más graves.

-¿Representan estos casos un volumen importante de la actividad de la Guardia Civil?

-La primera investigación de esta índole se realizó en 1998 y hace seis años se creó un grupo específico para atajar actuaciones delictivas vinculadas a la tecnología. El número de casos va en aumento porque la integración de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana se ha disparado. Crece el parque de usuarios y también las incidencias. Cada semana nos entran vía denuncia o a través del juzgado unos 20 asuntos diferentes para investigar, y las cifras no dejan de aumentar.

-¿Es más difícil dar con los autores cuando estafas o amenazas llegan on line?

-Las investigaciones de delitos telemáticos son largas y complejas, porque entran en juego proveedores de servicios, contenidos y operadores de telefonía. Todos forman parte del proceso, pero el delincuente que actúa a través de internet siempre deja un rastro. Hay actuaciones muy complejas, pero en todos los casos hay una huella de la que empezar a tirar.

-¿Qué consejo ofrecería a padres e internautas para conectarse con más garantías?

-Las familias tienen que saber que existen programas de control parental a su disposición en cualquier tienda de informática que les permitirían controlar el uso que los miembros de la familia hacen de internet. A los menores, debe quedarles claro que en la red nadie es quien dice ser. Se relajan porque están en casa y tienen la sensación de que están protegidos, pero nunca a través del ordenador se sabe con un 100 por cien de fiabilidad con quién se está hablando.