Esto fue una decisión sólo nuestra”. Así de contundente Isaac García demostraba que la boda que protagonizó el pasado 4 de julio en los juzgados, junto con su ahora ya esposa, Nazaret Otero, era un acto “para formalizar nuestro amor”.

Lejos de servir como negocio, el enlace de estos dos vigueses, de 29 y 25 años respectivamente, fue una “reunión familiar” en la que una docena de invitados se dieron cita en el banquete, celebrado en el restaurante redondelano Vila Rosa. Después de nueve años de novios y dos de convivencia, Isaac y Nazaret decidieron dar el paso. “Esto de casarse hoy se ve como algo anticuado pero a la hora de formar una familia tiene muchas ventajas”, decía el novio.

Pese a que una de las razones por las que estos jóvenes se atrevieron a darse el “sí, quiero” fue el “mayor número de derechos” que tienen como matrimonio, lo primordial es, sin lugar a dudas, el amor. “Esto tiene que ser lo principal, después de tantos años de novios decidimos formalizar nuestra situación, simplemente”, exponía el novio, quien se mostraba “muy feliz” pocas horas después de haber contraído matrimonio.

Ante las estadísticas, que muestran que en Vigo existen más rupturas matrimoniales que enlaces, Isaac reconoce no saber muy bien qué es lo que pasa hoy en día. “Cada vez hay más parejas de hecho, la gente piensa que tiene los mismos derechos que un matrimonio, pero no es así”, indicó el vigués, quien añadió que “otra causa también puede ser que no terminamos de estudiar hasta casi los 30 y sin un trabajo estable y sin ahorros es muy difícil casarse”.

Isaac y Nazaret decidieron ellos mismos acudir a los juzgados para darse el “sí, quiero” y convertirse en marido y mujer,“ si puede ser, por muchos años”, decía esperanzado el novio. Ahora disfrutarán como pareja, “aunque creo que será diferente”, indicaba Isaac, de algo en lo que realmente creen ambos, el enlace matrimonial, una unión que, aparte de formalizar su situación, servirá para aumentar todavía más su compromiso.