Atónitos debieron de quedarse los transeúntes que ayer por la tarde pasaban por delante del Centro Cultural Caixanova, en pleno casco urbano.

Un grupo de ingenieros de Portugal dispuso lo necesario, en plena acera de Policarpo Sanz, para que funcionase una cocina a base de placas solares, en la que cocieron pulpos para su posterior degustación.

Los artífices de la iniciativa participan desde el miércoles en el Congreso Iberoamericano de Energía Solar. Su intención es dar a conocer el uso de esta fuente energética alternativa, en sus aplicaciones más básicas, como es en este caso la cocina normal para una vivienda.

La experiencia sirvió para que los peatones que transitaban a esa hora por la calle se quedasen mirando cómo un hombre, ataviado con un mono de trabajo, se dedicaba a cocinar en plena calle.

Los asistentes al congreso, que llegaban a esa hora al Centro Cultural Caixanova, también tomaron buena nota de lo que allí “se cocía”.