Roddick, fallecida el año pasado de un derrame cerebral, había admitido en su día que le parecía obscena la idea de beneficiar a sus hijas con el dinero que acumuló con la venta de sus productos.

Según pudo saber el rotativo, la empresaria dejó 51 millones de libras (unos 62,7 millones de euros) -fruto de los beneficios que recibió con la venta de The Body Shop en el 2005 al gigante de cosméticos francés L'Oréal- a la fundación que lleva su nombre.

La Fundación Roddick apoya a entidades no gubernamentales como la organización defensora de los derechos humanos Amnistía Internacional (AI) y el grupo ecologista Greenpeace.

Las dos hijas de la empresaria ya habían admitido que respaldaban la decisión de su madre.

Roddick, fallecida a los 64 años de edad, admitió en el 2004 que tenía hepatitis C, que contrajo a raíz de una transfusión de sangre en el 1971 cuando dio a luz a su hija Sam, pero murió de un derrame cerebral en su casa de West Sussex (sureste de Inglaterra).