La evolución económica también se percibe o tiene su efecto en las largas listas de jóvenes, y no tan jóvenes, que optaban por acceder de nuevo al sistema formativo para ampliar currículo en los años más críticos. En 2013 y 2014 la cola para estudiar un ciclo superior de Formación Profesional desde fuera del sistema, es decir, de estudiantes con otros títulos distintos previos o que habían dejado las aulas durante un tiempo, era inmensa. Coincidiendo con los datos más duros de la crisis (y del paro), cerca de 9.000 personas se apuntaban al año para entrar en un ciclo superior a través de pruebas de acceso. Este año son casi 2.000 para ciclos superiores, cayendo la demanda a algo más de una cuarta parte.
En la actualidad estudian los dos años de técnico superior de FP en Galicia más de 16.000 jóvenes. El sistema guarda un 20% de estas plazas para personas que entran desde fuera del sistema, normalmente con formación previa, incluso titulados universitarios que apuestan por ampliar currículo con un ciclo formativo. También titulados que proceden de otras familias profesionales o personas con otros estudios que durante un tiempo habían estado al margen de las aulas.
Para hacerse con una de las plazas, aproximadamente 3.000 para los de fuera del sistema, los candidatos deben pasar unas pruebas que, según los propios docentes, no son "para nada fáciles". De hecho, la mayoría de los aspirantes las preparan en academias. Cuando se notaban ya los efectos de la crisis, llegaron a optar a estas plazas cerca de 9.000 jóvenes. Cuatro años atrás, la celebración de estas pruebas parecía una especie de selectividad, por la cantidad de presentados. El azote de la crisis y la falta de trabajo contribuyeron a que muchos jóvenes (y mayores) se animaran a ampliar conocimientos e incluso reciclarse en un ciclo de Formación Profesional. Ayudó también el auge de la formación de técnicos superiores, que interesan también a titulados universitarios.
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Cambios de tendencia
La mejora de las cifras económicas influye en el cambio de tendencia. Ayudan también los datos del paro. En el tramo de los jóvenes con estudios se ha notado mucho la mejora de la ocupación. De este modo, según los números del Instituto Galego de Estatística (IGE), el número de parados con estudios secundarios se redujo notablemente, pasando de 169.326 a principios de 2013 a 105.757 al inicio del actual ejercicio. Indica también la estadística que el número de parados con estudios primarios incompletos bajó de 37.510 a 23.954.
En un vistazo general, el IGE da cuenta de una mejor situación en cuanto al empleo, en unas edades similares a las de los jóvenes dispuestos a ampliar currículo en los años más complicados, sin olvidar el éxodo de personas en estas franjas de edad afectadas por una situación laboral desfavorable.
Con los casi 2.000 anotados para las pruebas ordinarias de 2018, según estadísticas de la Consellería de Cultura, Educación e Ordenación Universitaria, se alivia la situación de overbooking y la competencia para el acceso a las plazas guardadas por el sistema será muy inferior. De todos modos, las pruebas de acceso son la puerta de entrada para los estudios superiores para aquellos que desean probar suerte con la titulación máxima de técnico que ofrece el sistema educativo gallego, a través de centros de formación profesional integrada, principalmente.
En años previos, el índice de aprobados en las pruebas de acceso no era elevado, de manera que unos 2.000 del total de inscritos eran capaces de superar el conjunto de los exámenes. Muchos de los que se presentan están exentos de alguna parte de la prueba, normalmente de la específica. En los ciclos medios de Formación Profesional también hay prueba de acceso y las solicitudes llegaron, cinco años atrás, a las 5.000.
