Aunque cada año el Sergas busca nuevos sistemas para convencer a los mayores de las bondades de protegerse contra la gripe con la vacuna que pueden recibir gratis en su centro de salud, una parte de los jubilados gallegos está convencida de antemano y prefiere vacunarse cuanto antes. Así, el balance de tres semanas de campaña de vacunación contra una enfermedad que el año pasado alcanzó el triste récord de segar 136 vidas en la comunidad gallega, indica que ya han recibido la inyección un total de 234.443 gallegos de 65 o más años.

Esa cifra tiene dos lecturas. La más positiva indica que las dos terceras partes de los jubilados que suelen animarse a inmunizarse contra la gripe ya ha cumplido, a pesar de que la Xunta siempre recuerda que hay dosis suficientes y que no hay prisa. En concreto, los 234.000 gallegos protegidos hasta ahora suponen el 63 por ciento de los poco más de 370.000 que participaron en la campaña de vacunación de hace un año.

Por otro lado, el número también revela un descenso en el ritmo de vacunación. El año pasado los datos de la Consellería de Sanidade elevaban a 238.179 los pensionistas inmunizados en las tres primeras semanas, mientras que la cifra de este año refleja una caída de 3.736 mayores a estas alturas.

En todo caso, hay gerencias sanitarias donde los ciudadanos son más reacios al pinchazo que en otras. Como ya ocurría en campañas pasadas, los vigueses son los que más se resisten. Según los datos de la Xunta, solo un 32,3 por ciento de los mayores ha hecho ya los deberes en esta área, mientras que los más cumplidores dentro del colectivo se localizarían en Ourense, donde la tasa de cobertura es del 40,7%. El esquema era casi el mismo un año atrás: entonces los ourensanos ya habían superado la barrera del 41 por ciento y los vigueses, sin embargo, no habían alcanzado el 32%. El porcentaje global para la comunidad llegaba superaba entonces el 36%, mientras que este año está a más de medio punto de esa marca.

Mayor cobertura

Cada año más mayores se animan a inmunizarse. En 2016 se superaba el 56 por ciento. Sin embargo, ese porcentaje está nueve puntos por debajo del deseable en ese grupo de edad. Para conseguir elevarlo, la Xunta estudió la posibilidad de vacunar en farmacias, que luego se descartó por el rechazo del Gobierno, y lo que hace es llamar a casa a quienes no acuden al centro de salud para persuadirles. Hace un año 33.000 gallegos hicieron caso omiso a la recomendación explícita por profesionales sanitarios.