Todavía con lágrimas en los ojos y un gran nerviosismo por la angustia vivida hacía escasas horas, Telmo Pérez, Laila Sonia Llopis y la pequeña Sara bajaron al hall del hotel en el que pasaron la primera noche tras el incendio que arrasó buena parte de sus pertenencias. Esta familia de Fragoselo, en Coruxo, una de las zonas más afectadas por los incendios, se vio acorralada por las llamas y a pesar de los intentos por salvar su explotación y animales, llamas llegaron a su casa dañándola muy seriamente. "Lo hemos perdido todo, los animales, las tierras, vivíamos de eso. No tenemos más ingresos, cobramos la Risga pero con eso no podemos sobrevivir, y menos con una niña pequeña", lamenta Sonia, a quien le cuesta no romper a llorar por la situación.

Esta familia al igual que otras 25 tuvieron que pasar la noche en el hotel Bahía a raíz de los incendios o la fuerte humareda que impedía o dificultaba la respiración en muchos de los focos activos. En total fueron más de 250 las familias que una vez desalojadas de sus domicilios tuvieron que acudir a uno de los hoteles ofrecidos por el Concello para pasar la noche. Buena parte de estos evacuados se decantaron por solicitar ayuda a de sus familiares o amigos. Esta familia de Fragoselo pretendía ser la única que, a raíz de las condiciones en las que se encontraba su hogar, dispusiera de los servicios de este hotel durante una noche más. Sin embargo no fue necesario y a última hora de la tarde decidieron abandonar el local de hospedaje para "trabajar desde ya en arreglar la casa". Fue precisamente el daño causado a la vivienda lo que más angustia les provoca. Y es que, tal y como relata Telmo, esta casa de tres plantes fue construida "con mis propias manos". "Hemos perdido todo por lo que hemos trabajado. Yo aún recuerdo intentar apagar el fuego con las llamas rozándome las piernas. Fue espantoso" , explican.

Grifos sin discriminación

Como les ocurrió a muchos de los afectados por las llamas, en un primero momento la lejanía del fuego no hacía presagiar que este pudiera llegar a su domicilio, sin embargo a los pocos minutos ya lo tenían encima. "Pusimos mangueras por todos los grifos y mojamos todo lo que pusimos para intentar salvar la mayor parte de nuestros bienes", explica Sonia Llopis. La pequeña fue la primera en abandonar el lugar afectado para evitar correr el menor riesgo. "La familia mía se la llevó porque vimos que era luchar contra algo perdido y ella corría peligro ahí", señalan. "Nos quedamos solos los dos y con ayuda de mi hermano intentamos poner a salvo al ganado, porque es nuestra forma de supervivencia, así que soltamos todo el ganado para el monte y luego escapamos nosotros como pudimos", explican ambos.

Las llamas asustaban no solo por su intrínseca peligrosidad, sino por la altura que alcanzaron. "Llegó un punto en el que ya nos pasaban por encima. Luchamos hasta el último momento, hasta que vimos que ya no podíamos más, así que cogí a Sonia, nos subimos en la moto y salimos por el medio del fuego y tirar, tirar hasta que llegamos al colegio", sollozaba esta familia a las puertas del hotel Bahía.

Reconocen que tenían que haber salido de la zona afectada antes de llegar al límite de fuerzas, pero también asiente que en esto momentos de tensión "solo piensas en salvar lo que tienes". "En ese momento no cuentas tu vida, piensas en salvar lo que tienes. Sentimos una gran impotencia, ves todo quemado a todos los vecinos también impotentes. Sientes una gran tristeza, desolación, estaba todo negro no se veía nada", explican.

A pesar de poder seguir durante una jornada más alojándose en el hotel han decidido ponerse manos a la obra y volver a su domicilio a intentar salvar lo "que podamos". "La casa por fuera está mal, muy mal, a ver ahora cómo está por dentro. Con nosotros no tenemos nada, solo el carné de identidad. Ni ropa, ni dinero ni nada; ojalá puedan ayudarnos, a nosotros y a todos los que se encuentran en nuestra misma situación o peor", relataban antes de emprender el camino de vuelta a Fragoselo.