Los concellos consiguen ingresos todos los años a través de cinco grandes impuestos: el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI); el Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM); el Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE); el Impuesto sobre Incremento del Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana (IIVTNU) y el Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO). Este último llegó a representar antes de la crisis el 5% de todos los ingresos y con el boom de la construcción se convirtió en una fuente casi inagotable de recursos. Pero el pinchazo de la burbuja inmobiliaria casi cerró el grifo de esta partida. Ahora, por ejemplo, no alcanza el 2% del total presupuestado. En 2008 era el tercer impuesto con mayor recaudación, tras el IBI y el IAE. En 2016, fue el quinto y último, según los datos de los presupuestos municipales recogidos por el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas.

El ICIO es uno de los indicadores que se utilizan para medir el impacto que ha tenido la crisis de la construcción, en este caso, en las cuentas de los ayuntamientos. Este impuesto municipal grava la realización, dentro del término municipal, de cualquier construcción, instalación u obra para la que sea necesaria una licencia de obra. Esta tasa es un porcentaje de la cuantía de los trabajos y varía de unos concellos a otros, aunque suele estar entre el 0,5% y el 4%. Por ejemplo, para la construcción de una vivienda unifamiliar el coste del ICIO ronda los 5.000 euros, pero en edificaciones de varios pisos llega hasta los 300.000.

Desde el arranque de la crisis, la recaudación de los ayuntamientos gallegos por este concepto se ha desplomado un 76%, desde los 117,6 millones de 2008 a los 27,9 del año pasado, la cifra más baja desde 2003, últimos datos disponibles.

Para tener un mejor control de las cuentas públicas, cada año los ayuntamientos deben enviar al Ministerio de Hacienda sus presupuestos. En ellos deben detallar de forma pormenorizada cuáles van a ser los gastos y los ingresos que tendrán durante ese ejercicio.

Pero al final, las previsiones casi nunca coinciden con la realidad. Y siempre recaudan mucho menos de lo previsto, sobre todo en un sector como el de la construcción que ha sido muy volátil los últimos años. Los últimos datos de liquidación de presupuestos de los concellos que maneja el Ministerio de Hacienda son de 2015. Ese año la previsión de ingresos por el ICIO era a 30,7 millones. Finalmente fueron 19,6. Solo dos tercios de lo previsto.