El Sindicato Unificado de la Policía ha señalado hoy que en la manifestación a favor de un grupo okupa desalojado la semana pasada de un edificio del centro de Santiago se incautaron escudos, pancartas, palos y pasamontañas y fueron detenidas dos personas, que quedaron en libertad con cargos.

El SUP, en una nota, recuerda que esta protesta celebrada ayer se hizo sin la comunicación pertinente y felicita a los medios policiales que participaron en el dispositivo de seguridad con el fin de que no se "viese alterado", en lo posible, el normal discurrir de la ciudad en un sábado. Fueron más de dos centenares de agentes de las UIP de Vigo y A Coruña, y de la Unidad de Prevención y Reacción tanto de Santiago de Compostela como de A Coruña, aparte de sobrevolar el helicóptero Cóndor.

En total, dieciséis personas fueron trasladadas a comisaría para su identificación y otras dos arrestadas por resistencia a la autoridad, quedando en libertad con cargos. No hubo heridos, señala el SUP en la nota, pero sí ahonda en que a raíz de las agresiones registradas en un acto similar de hace una semana, cuatro funcionarios policiales "siguen de baja para el servicio activo por las heridas sufridas".

Los disturbios sucedieron tras la entrada de los manifestantes en el inmueble abandonado del antiguo colegio Manuel Peleteiro, situado en el Ensanche compostelano. Previamente, la manifestación, en la que participaron alrededor de 700 personas, había partido a las nueve y media desde la Alameda tras concentrarse pacíficamente durante media hora para realizar una batucada y repartir libelos con la versión de los hechos de las últimas semanas que esgrimen los defensores del centro social.

Desde este enclave, la marcha avanzó en dirección al casco histórico compostelano, espacio al que le fue denegada la entrada por parte del nutrido perímetro policial, para el que se desplegaron doscientos agentes, entre uniformados y de paisano. Después de esto, los manifestantes tomaron rumbo hacia las calles del centro de la ciudad, entonando consignas como "Diez, cien, mil centros sociales" o contra la "represión policial", además de provocando cortes de tráfico en el avance de una marcha para la que no se disponía de autorización.

A su llegada a las inmediaciones del Manuel Peleteiro, en torno a las 22 horas, y bajo cánticos de "Un desalojo, otra ocupación", un grupo de más de cien personas se introdujo dentro del recinto abandonado, al que le fue negada la entrada a los varios periodistas que acompañaban la comitiva e incluso dificultaron la labor de los reporteros gráficos tapando las cámaras y con empujones. Dentro de este edificio se celebró una especie de asamblea improvisada, de la que no ha trascendido el contenido y tras la cual, sobre las 22.30 horas, se abrió la puerta del centro para dejar salir a cerca de cien personas. Muchas de ellas se sentaron en la propia calle ante la mirada del dispositivo policial que ya se había organizado en los aledaños del Manuel Peleteiro y que preparaba su intervención.

Enseguida llegó la primera carga, para disolver a una muchedumbre que a ritmo de tambores amenazaba con no dejar el lugar. Entre disparos de pelotas de goma, porrazos, empujones, lloros, gritos y en un clima extremadamente tenso y nervioso, los cuerpos de seguridad comenzaron a sacar uno a uno a los manifestantes y a trasladarlos hacia las calles próximas. Una vez se consiguió esto, se llevó a cabo la segunda parte del operativo, que consistió en el lanzamiento de botes de humo hacia dentro del recinto ocupado y la posterior entrada de los agentes antidisturbios, aupados en una furgoneta que utilizaron para poder saltar el muro de las instalaciones.

Según fuentes a las que ha tenido acceso Efe y que se encontraban en el interior del colegio abandonado, allí se fue identificando uno a uno a todos los presentes, entre algún que otro golpe, y sacándolos al exterior.