El macrocongreso anual que la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos celebró en A Coruña en octubre de 2015 sirvió de semilla para el nacimiento de la delegación gallega de la asociación que aglutina al colectivo en España, la AED. "Me convenció el proyecto -recuerda Manuel Fernández Pellicer-. Y yo, que soy un directivo que ya peina canas, creo que es una buena oportunidad para dar mi aportación, dar algo a la sociedad gallega al margen de mi actividad principal". Esa actividad es la energía, como delegado en la comunidad de la multinacional Gas Natural Fenosa. Ahora Fernández Pellicer se embarca al timón de la expansión de la AED en Galicia, que cuenta en apenas un mes de vida con 21 miembros en el consejo -como los representantes de Estrella Galicia, Copasa, Everis, Povisa o la Xunta- y la aspiración de seguir creciendo "sin límites". Los propios directivos serán "embajadores" de la labor de la asociación, que tiene como ejes prioritarios la formación, el papel de la mujer y los jóvenes y la defensa de su reputación. "Sobre todo, ofrecerles valor -explica-. La asociación será lo que los directivos quieran que sea".

-En esa misión que tienen de avanzar en la función directiva, ¿en qué necesita mejorar el colectivo en Galicia?

-La mayoría son problemas comunes al resto de España, aunque Galicia tiene singularidades que no se nos escapan a ninguno.

-Sobre todo por las características del tejido empresarial.

-Por eso el objetivo del consejo territorial es que estén representados todos los sectores de Galicia, diferentes segmentos de edad, hombres y mujeres y la geografía gallega en su conjunto. Es importante ir detectando las necesidades de los directivos gallegos y ya tenemos identificadas algunas para poner el foco a corto plazo.

-Me imagino, por ejemplo ,que no será lo mismo el directivo de una gran empresa que de una muy pequeña, la habitual en Galicia, en la que se diluye como trabajador.

-Efectivamente, en la muy, muy pequeña. Pero también en la que hay uno o dos directivos la dedicación es tan grande que no les permite tener una organización de directivos. A ellos no puedes sacarles tres días para unas jornadas. Tienes que darles píldoras. Un desayuno de una hora por ejemplo. De ahí que estemos cuidando mucho los formatos para los diferentes colectivos. Que sepan que hay otros con problemáticas parecidas para que estén en contacto y la asociación sea un punto de encuentro. Evidentemente haremos formatos también para empresas más medianas y luego un gran acto de presentación en septiembre, al que esperamos que acuda el presidente de la Xunta y el presidente de honor de la AED, Isidro Fainé.

-La ausencia de mujeres en las cúpulas en Galicia, ¿es un problema de conciliación o que no se les reconoce como directivas?

-Un poco de todo y también de la propia mujer, que se crea que es una directiva. En esta vida no solo hay que ser algo, hay que creérselo. Eres una directiva, que tiene funciones importantes para una empresa y para la sociedad. Luego la propia empresa y las administraciones tienen que permitir que se compagine la vida familiar y que ellas puedan aspirar a tener una carrera profesional sin limitaciones, como un hombre. En eso queremos trabajar y de la mano de las mujeres directivas. Ellas serán las que digan qué problemas tienen.

-La juventud es otro de los ejes fundamentales. ¿Las nuevas tecnologías marcarán el relevo generacional en la dirección?

-Van a cambiar muchas cosas en las empresas y de forma muy profunda. En unos sectores más rápidamente que en otros, pero todos los directivos tenemos que prepararnos. La nueva generación que viene empujando ya ha nacido con ellas y son mucho más flexibles. Hay otros directivos de mediana edad y más mayores que tendremos que hacer un esfuerzo más grande. Es algo transversal a todo el territorio, aunque en Galicia, por las muchas pequeñas empresas que existen, puede que no tengan acceso a ese conocimiento.

-¿Cuánto del daño reputacional en los directivos en estos últimos años vino por la falta de autocrítica en las empresas?

-En la asociación están personas que son directivos de empresas, pero nuestra preocupación está en el directivo a nivel individual y la defensa de la profesión. Lo que está claro es que hay mucha culpa de todos. La función directiva es fundamental. Sin directivos formados las empresas no van bien y la sociedad no va bien tampoco. ¿Tenemos todos responsabilidad? Por supuesto. Y a veces la responsabilidad viene por estar callados. Es fundamental que los directivos hablemos a la sociedad. En la empresa no vale todo. El que no tenga unos valores éticos adecuados, y en la asociación tenemos un código ético, lo tenemos que separar. Pero la sociedad tiene que saber que el 99,9% de los directivos son buenos profesionales y, si hay algún grano, algún elemento perturbador, entre toda la sociedad, los directivos primero, hay que apartarlos, no defenderles y condenarlos.

-Además de hablar a la sociedad, ¿no les falta cercanía con ella?

-Por supuesto. Hay un desconocimiento en la sociedad de la función directiva porque no existe como carrera. La gente piensa en profesiones, pero no saben que hay médicos, abogados o ingenieros que dirigen un hospital, un gran bufete o una empresa. Y en la gente joven, que son los futuros directivos.