Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Enseñar en el tiempo de prórroga

Frente a la mayoritaria tendencia a la jubilación anticipada, 409 docentes gallegos resisten en las aulas prolongando su vida activa después de cumplir los 65 años

A pesar de que las condiciones de trabajo en el sector educativo están lejos de estimular sacrificios de durabilidad vitalicia, hay docentes que conservan su romance con las aulas más allá de lo que la inmensa mayoría está dispuesto a soportar.

Quienes lo hacen, además, no acostumbran a guiarse por el apremio de acumular los 36 años y 3 meses de cotización que se requieren para poder acceder a la jubilación con derecho a la retribución íntegra, ya con las 65 velas sopladas. Las 409 personas que en Galicia encarnan esta excepción suelen, más bien, ligar la perennidad de su compromiso a la enorme satisfacción que les aporta su profesión y ello, a pesar de que continuar con las manos en la tiza implica algo más que desafiar las leyes naturales de la paciencia finita.

Por una parte, la intensificación en el número y la profundidad de las exigencias, con cada vez menos presupuesto pero más horas de trabajo y alumnos por cabeza, generan contradicción es entre el querer y el poder que, hasta para quienes les sobra entrega, no siempre se pueden resolver solo desde el raciocinio de la vocación.

Por la otra, en un colectivo en vías de envejecimiento prematuro, - el grueso del cuerpo docente, cerca del 60% del total, tiene entre 44 y 64 años -, la postergación de la jubilación puede ser vista como un impedimento para que la nómina de la enseñanza se refresque con nuevos fichajes. Los interpelados, sin embargo, más que fijar la mirada sobre la velocidad con la que se produce la reposición - que el pasado año tuvo el techo del casi millar de plazas liberadas por retiro -, lo crucial es aprender a estimar la contribución que el acervo de quien ha escrito muchas páginas de currículum en la enseñanza puede realizar a mecánica del aula.

Con todo, estos mismos profesores, que en muchos casos han dado clase a hijos y, hasta, nietos de quienes conforman sus primeros recuerdos junto al encerado, consideran igual de imprescindible el aprendizaje mutuo entre veteranos y ese grupo de docentes tan jóvenes -y, por tanto, tan escasos - que aun no ha cumplido la treintena.

Compartir el artículo

stats