Un total de 1.903 personas podrán participar entre mañana y el lunes en las primarias para elegir la dirección de En Marea y relevar la fase provisional actual. En el proceso competirán tres listas, siendo Máis Alá! la impulsada por las principales fuerzas rupturistas con Luís Villares al frente, aunque las tensiones por su rol han desgastado a las bases. De hecho, el manifiesto de los alcaldes que lanzó la creación del partido logró 2.500 apoyos el verano pasado.

El censo del proceso será sensiblemente menor que los 13.415 inscritos que pudieron participar en la elección de las candidaturas electorales. Estas fueron votadas por 10.143, si bien en aquella consulta de septiembre se permitió la participación de la militancia de Podemos. Esta ha dado la espalda en su mayoría al proceso actual, si bien este versa sobre la elección de la cúpula de otra formación política, no sobre candidaturas electorales.

El censo de En Marea, sin embargo, supera el millar de los participantes en la asamblea constituyente de Vigo, del pasado 31 de julio, y en el plenario de diciembre. Además, su número de inscritos ha alcanzado ya los 1.979, aunque algunos se apuntaron cuando se había cerrado el censo de las primarias.

Las "regueifas" internas, como las calificó Xosé Manuel Beiras, amenazan no solo con desmovilizar a sus bases, sino con avivar recelos internos. El pasado julio, En Marea trasladó como mensaje central la ilusión. Desde entonces, acumula un éxito electoral al superar en votos al PSdeG como segunda fuerza de Galicia, a pesar de no haber colmado sus expectativas al quedarse en 14 diputados, pero también fracasos, como poner en solfa el rol de Villares apenas unos meses después de dar el salto a la política desde su plaza de juez del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, a la que volverá cuando concluya su periplo político.

La candidatura Máis Alá! incluye al portavoz parlamentario como número uno, pero no lo considera idóneo para ejercer ese puesto a nivel orgánico, en contra del deseo de aquel y del propio Beiras, que si salta a la coordinadora deberá renunciar bien a ese puesto, bien a su liderazgo en Anova, que afronta en febrero su propia asamblea.

La coordinadora provisional de En Marea, que aglutina a los principales motores rupturistas, no logró sellar el proceso interno con la deseada "candidatura única". A la lista de consenso le salieron dos rivales significativos por sus integrantes. Queremos participar está impulsada por el colectivo Cerna y una de las escindidas de AGE la pasada legislatura, y Somos quen cuenta con miembros de Anova, lo que evidencia las tensiones del proceso de confluencia.

A pesar de ello, el rupturismo ha demostrado capacidad para resucitar tras ser enterrado por sus rivales cuando sus problemas internos derivaron en tres fugas al grupo mixto de AGE.

Ahora queda por delante la expansión territorial del partido, en la que competirá con Podemos, que también planea fortalecer su estructura local. La vista de todos está puesta en 2019, fecha de elecciones municipales y prueba de fuego para las tres joyas de la corona del rupturismo: Santiago, A Coruña y Ferrol, donde, por cierto, el PSdeG presenta peor situación interna. En 2015, Podemos renunció a participar en la cita y sus miembros de integraron a título individual en muchas mareas.

La estrategia morada estará determinada por el resultado de la asamblea de Vistalegre. La cúpula gallega, sin embargo, dejó claro que su alianza con En Marea para diluir sus siglas no supone enterrar el partido. Su convivencia determinará la salud de un espacio que, ahora mismo, lidera la alternativa al PP.