Galicia se mantiene marcada en rojo en los mapas de accidentalidad de la DGT. En lo que va de año, un total de 102 personas murieron en las carreteras gallegas, un 12% más que las 91 contabilizadas en el mismo periodo de 2015 y diez puntos más por encima del incremento registrado en el conjunto del país. Detrás de este balance se esconde, entre otros factores, el elevado número de puntos negros en la red viaria. Galicia suma casi 200 kilómetros de alto riesgo distribuidos en un total de 15 tramos -seis en la provincia de Pontevedra, cinco en Lugo, tres en A Coruña y uno en Ourense-, según el último informe de EuroRAP, en el que participan RACE y el RACC.

Estos datos colocan a la comunidad gallega como la autonomía con más tramos conflictivos: el 20% de todos los identificados en España. No obstante, en número de kilómetros de riesgo para la conducción ocupa en el sexto puesto del ranking nacional, con un 13,4% de la red gallega con riesgo "muy elevado" o "elevado". A la cabeza, está Cantabria (20,9%), seguida de Aragón (18,8%), Castilla y León (15,6%), Asturias (15,3%), Cataluña (14,8%) y Galicia (13,4%), todas por encima del 13,1% registrado de media en el conjunto del país. En el extremo opuesto de la lista está La Rioja, con ningún kilómetro de riesgo alto identificado en sus vías. Entre las comunidades con menos peligrosidad en sus carreteras destacan Murcia (1,3%) y Madrid (3,7%).

Dos son las conclusiones que se extraen del informe de EuroRAP. La positiva es que en el último año la comunidad gallega logró reducir en cinco el número de tramos negros -en 2014 se habían identificado 20 (siete en A Coruña, tres en Lugo, cinco en Ourense y otros cinco en Pontevedra)- y en más de 70 los kilómetros afectados -el ejercicio anterior se alcanzaron los 271 kms-. Pero también hay una lectura negativa: diez puntos repiten en la lista, uno de ellos identificado de riesgo muy elevado (la N-547, entre Melide y Boente, en Arzúa), lo hizo durante tres años consecutivos junto a cuatro tramos negros identificados en Badajoz, Girona, Lleida y Huesca.

Número de accidentes de tráfico, fallecidos, heridos y características de las carreteras. El análisis de estos factores en más de 24.800 kilómetros de la red viaria del país ha permitido detectar un total de 77 tramos de riesgo elevado, de los que 17 son tramos negros, es decir "considerados de riesgo" alto para la seguridad de los usuarios. De los cinco más peligrosos identificados en todo el territorio, dos están en la comunidad gallega: la N-120 entre las provincias de Lugo y Ourense, desde el enlace de Següín (Pantón) al de Penalba (Nogueira de Ramuín), con una longitud de 14 kilómetros entre el punto kilómetro 535,2 y el 549,5, y la N-547, con ocho kilómetros que discurren entre Melide y Boente. La carretera lucense está en el segundo puesto del ranking nacional de tramos de riesgo y la vía coruñesa, en el cuatro. El punto negro de mayor peligrosidad en España está en Badajoz, la N-435.

El balance de 2015 mejora las cifras del año anterior, cuando el porcentaje de riesgo en las carreteras del país se situaba en el 14%, mientras que ahora es de 1,1 punto menos. En cualquier caso, el informe de EuroRAP advierte de que el riesgo de accidente mortal o grave es 3,5 veces mayor en carreteras convencionales que en autovías y autopistas. En Galicia, más del 90% de los siniestros mortales que ocurren en su red viaria se producen en carreteras secundarias.

Sobre los vehículos pesados, el informe revela que seis de los diez tramos más peligrosos en España están en carreteras nacionales que discurren paralelas a autopistas de peaje. Por ello, el RACC propone desviar los camiones a autopistas y autovías en 24 tramos de las Red de Carreteras del Estado, ya que podría reducir hasta 79 fallecidos y 214 heridos graves anuales en siniestros en vías convencionales.

El informe concluye que España está entre los países europeos con mejores registros de seguridad vial.