"Viejas y nuevas adicciones: ¿más problemas y las mismas soluciones?" es el sugestivo título con el que la Unidade de Psicoloxía do Consumidor e Usuario de la Universidade de Santiago, junto a la Consellería de Sanidade, convocaba ayer a profesionales del campo de la promoción de la salud en los menores, entre ellos al experto en prevención del Observatorio Europeo sobre Drogas Gregor Burkhart. El encuentro buscaba identificar las áreas de mejora en el trabajo preventivo y abordar problemas emergentes. Según un informe de la UE, el año pasado se notificaron por primera vez 98 sustancias nuevas en el continente, aunque son viejas conocidas, como el alcohol, las que acaparan ahora la atención debido a la muerte de una niña de 12 años tras participar en un botellón.

-Fallecen niños de 12 años por exceso de alcohol. ¿Qué se está haciendo mal y qué se puede hacer?

-Todos, no solo los adolescentes, nos comportamos en función de una mezcla de oportunidades, facilitadores, obstáculos y estímulos y reaccionamos a ello, muchas veces de forma no consciente. Entonces si pones a unos chavales muy jóvenes en un ambiente donde pueden salir libremente sin hora de regreso, donde el alcohol cuesta muy poco y es de mala calidad y se le vende a los jóvenes, si se les proporciona un espacio donde la industria, con su supuesta autorregulación, promueve, no obstante, ese alcohol como facilitador de sexo y de éxito... es obvio que todos los estímulos, o sea, que toda la conducta, naturalmente va en esa dirección por más que digas "modérense". Me parece bastante cínico decir que esta gente no sabe beber responsablemente o no sabe moderarse. La mayoría de los humanos no consigue moderarse y consumir cualquier cosa responsablemente, sea azúcar, chocolate, alcohol o cannabis. Siempre lo define un contexto. Si permitimos contextos extremadamente facilitadores o instigadores, no es un milagro que ocurran accidentes.

-Para controlar una sustancia adictiva hay que restringir su publicidad y visibilidad pública, aseguró durante su intervención.

-Eso es un eje. El otro es la percepción inconsciente de lo que se hace. Lo que vemos que hace todo el mundo lo percibimos como normal, por más que no lo sea, es la teoría de las normas sociales. Nuestro comportamiento se dirige instintivamente hacia eso que supuestamente hacen los demás. Pero esa percepción de la normalidad muchas veces está distorsionada porque si vas a un botellón, todos van a ir, lo normal ahí es eso. Es cuestión de no permitir ciertas normalidades visibles y quien crea muchas normalidades fingidas y visibles es la publicidad del alcohol. Y la otra cosa es suprimir la visibilidad, y eso no es prohibir. Por ejemplo, en Holanda no puedes fumar un porro en público. Es una decisión tuya, pero no quieren que eso se normalice.

-Apuntó que si los chicos fuman buscarán a amigos que fumen...

-Sí, pero por eso hay que reducir en los niños las oportunidades, y ahí es cuestión de los padres, que pueden tener una influencia enorme sobre con quién están y hasta qué hora salen. La exposición, las primeras oportunidades, las pueden regular los padres.

-Contó la experiencia de padres que se ponen de acuerdo para poner las mismas reglas para que los chicos no puedan alegar "a mí no me dejas, pero mi amigo sí puede". Aquí se podría aplicar con las AMPAS...

-Exactamente. Podrían ponerse de acuerdo, por ejemplo, en la hora de vuelta a casa.

-Una encuesta asegura que un 75% de los menores que bebe consigue el alcohol en bares. ¿Qué se puede hacer al respecto?

-En São Paulo durante un mes emplearon todos los recursos que tenían disponibles en controlar todos los fines de semana diez o quince mil bares de São Paulo, y multaron a mil, los cerraron durante una semana. No necesitas hacer eso todo el tiempo, lo puedes hacer por oleadas. Implementas la normativa y dices: vamos a controlar, a poner multas elevadas y después puedes dejar pasar un tiempo antes de repetirlo. Hay más opciones: en Escocia no puedes abrir un bar si el personal no tiene formación para no servir a borrachos.

-Y la educación, ¿qué rol tiene?

-Se dice siempre que la gente tiene que ser concienciada y educada, pero nuestro comportamiento no se dirige por lo que sabemos. Si no, nadie fumaría, seríamos todos esbeltos, nos moveríamos y habría poco cáncer y no es así. Hay una parte que no controlamos.

-La Xunta baraja realizar algunos cambios en la ley sobre alcohol y el Gobierno central crear una propia. ¿Qué les sugeriría?

-Pueden inspirarse en muchos países. Por ejemplo en Alemania existe la "ley del zumo de manzana", que dice que en todos los locales una bebida no alcohólica debe ser más barata que la más barata de las alcohólicas. Lo que decía, se trata de facilitadores y oportunidades También se puede poner un precio mínimo al alcohol, como Escocia, que lo encarece conforme más alcohol contenga.

-Estudios de la USC advierten de un problema emergente, el uso problemático de internet y redes sociales. ¿Le preocupa?

-Sobre todo porque tenemos menos defensas psicológicas contra eso. Es tan nuevo que no sabemos analizarlo, no nos damos ni cuenta de que es adictiva. Los padres deben reducir el tiempo de exposición de sus hijos.: no hay ordenadores en el dormitorio y los móviles se entregan de noche. Hay que tratarlo como el alcohol.