"Pactar, crear empleo para seguir creciendo así como los pactos de Toledo y el modelo educativo" son las prioridades con las que el presidente del Gobierno Mariano Rajoy pretende encarar el inicio de la presente legislatura. Estas tres premisas, sobre las que reflexionó este fin de semana en Sanxenxo, son los ejes sobre los que también va a girar su maratoniana agenda que esta misma semana le lleva a las cumbres económica de Berlín y del clima en Marruecos además de asistir a la constitución de las Cortes, acto que presidirá el rey Felipe VI este jueves. Pero al presidente parecen abrumarle todos estos compromisos. Ayer en el paseo de Silgar (Sanxenxo), a donde se escapó aprovechando su visita a la comunidad para acudir el sábado a la investidura del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, se mostraba especialmente relajado, convencido de que el país "avanza".

"La economía va bastante bien y es el tercer año consecutivo de crecimiento que se espera de un 3 por ciento para el próximo año, más del doble de los demás países de la Unión Europea", analizaba a pie de playa, muy cerca de su residencia en la localidad más turística de Galicia. De ello se propone hablar con los principales líderes mundiales este martes en Berlín a dónde acude a una cumbre en la que están citados sus homólogos Ángela Merkel (Alemania), François Hollande (Francia) y el todavía presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

Allí tendrá ocasión de explicar su optimismo consciente de la necesidad de reducir las tasas de paro. "En estos años se ha creado empleo pero todavía los índices son demasiado preocupantes", reconoce. Y para corregirlo Mariano Rajoy insiste en que los acuerdos van a ser fundamentales en la presente legislatura. De hecho subraya que ya se ha convocado la mesa para el Diálogo Social que se celebra el 24 de noviembre con presencia de los principales líderes sindicales y de la patronal en la que se abordarán las líneas maestras del gobierno para generar empleo a la vez que mayor riqueza.

En su análisis quiso asimismo poner de manifiesto el hecho de que hace cinco años -cuando asumió por vez primera el Gobierno- "estábamos en un momento de recesión muy seria", por lo que insistió en que las previsiones de crecimiento que manejan las autoridades europeas "son positivas". Y para continuar en esta línea, Rajoy entiende que lo fundamental es "crear puestos de trabajo" porque "esa es la forma de seguir creciendo".

La otra gran pata de su propuesta se fija ahora en las políticas de pensiones de modo que apuesta por una actualización del Pacto de Toledo, en el que se fijen las claves para la preservación de un sistema que garantiza estabilidad al término de la vida laboral.

Y el otro estímulo en el que también reflexionó este fin de semana es el pacto educativo y de financiación de la educación, un asunto que ya trazó como prioritario en su reciente discurso de investidura.

Pero a la vez que la política internacional y nacional, Mariano Rajoy deberá centrarse en aspectos orgánicos pues encara el proceso para la celebración del Congreso Nacional del Partido Popular, previsto para la próxima primavera. Ello implica asimismo que se organicen los provinciales y regionales con carácter previo por lo que se verá abocado a un denso calendario, sin olvidar las cuestiones del día a día a todos los niveles.

Cabe recordar que Rajoy inicia este mandato con un hemiciclo en minoría, muy diferente a los de los últimos años y una situación política que puede deparar sorpresas por la presencia de Podemos y Ciudadanos, asuntos a los que ayer no quiso hacer referencia.

El presidente se encontraba en Sanxenxo tras acudir el sábado a la toma de posesión de Alberto Núñez Feijóo en la Xunta de Galicia por lo que aprovechó para reponerse de la tensión de los últimos diez meses y "desconectar" el fin de semana para prepararse para una agenda cargada de actividades.

Y para ello qué mejor que mantener su rutina de descanso en Galicia con su habitual caminata matinal y a paso ligero por la espectacular Ruta da Pedra e da Auga, a orillas del Umia y desayunar plácidamente en un bar próximo al espectacular monasterio de Armenteira. Unos tres kilómetros. Luego regresó a su domicilio en Sanxenxo donde permaneció por espacio de unas dos horas con su esposa Elvira Fernández Balboa, se dio un paseo por el centro de la animada localidad turística pontevedresa y comió en casa sus suegros en Pontevedra.

Sanxenxo se ha convertido en un refugio para el presidente del Gobierno, que acude a Galicia cada vez que tiene la oportunidad de hacerlo. Aunque solo sea una escapada de fin de semana. "Este sitio es espectacular", reconocía a FARO antes de acudir con un grupo de amigos a tomar un aperitivo. Aquí vino justo después de ser investido presidente por segunda vez y durante el verano, cuando aprovechó para leer "muchas novelas". A las cinco y media cogió el avión de vuelta a Madrid.