Uno de los aviones anfibios que Rusia ha prestado a Portugal para luchar contra la ola de incendios que asola el país luso desató las alarmas durante la mañana de ayer en la desembocadura del Miño al confundir la tarea de recogida del agua en el río con un accidente de avión.

El puesto de la Guardia Civil de O Porriño -que aseguraba haber recibido múltiples llamadas de varios vecinos alertando del hecho- comunicó que se trataba de una falsa alarma y apuntaban a que los colores del avión (blanco, azul y rojo) y su parecido con un avión de pasajeros podría estar detrás de la confusión. Además, sugirieron que la distancia desde la que se había observado a la aeronave pudo influir en la propagación de un falso accidente en la frontera entre Galicia y Portugal, sobre todo, a través de WhatsApp.

El Ministerio de Rusia para Situaciones de Emergencia envió la pasada semana dos aviones anfibios Be-200 para ayudar a sofocar los incendios forestales en Portugal en respuesta a una petición oficial de las autoridades de ese país. Los aviones anfibios rusos, que se emplean en la lucha contra los contra incendios forestales desde 2003, despegaron del aeródromo de Rámenskoye, situado en las afueras de la capital rusa, según informó la oficina de prensa de esa cartera.

El Be-200, un birreactor con capacidad para 12,5 toneladas de agua, es considerado uno de los aparatos más efectivos en la lucha contra el fuego. Con anterioridad, Rusia ha enviado sus aviones anfibios a combatir incendio forestales en Serbia, Grecia, Montenegro, Indonesia y otros países.

Las autoridades portuguesas han reprochado a la Unión Europea la escasa solidaridad mostrada por los países miembros, con la excepción de España e Italia, ante la grave situación provocada por oleada de incendios forestales, que ha golpeado con especial virulencia al archipiélago de Madeira.

No suele ser habitual recibir avisos alertando de un accidente de avión en Galicia, por lo que los servicios de emergencia se movilizaron de manera vertiginosa para acercarse al lugar señalado por algunos testigos como el del siniestro. Una vez allí, pudieron comprobar que se trataba de una falsa alarma.

"Imagínate el susto que nos llevamos. Ha sido una confusión, porque nosotros tampoco sabíamos que una aeronave de pasajeros pudiese actuar como un hidroavión. Por suerte, no hubo ningún accidente", contaban desde la brigada GRUMIR de A Guarda.