Hasta ahora cada domingo en cada una de las más de 3.600 parroquias repartidas por la geografía gallega el párroco oficia la misa para los feligreses que acuden fieles a esta cita religiosa semanal. Pero cada vez hay más bancos vacíos en las iglesias y menos curas que puedan atenderlas. Apenas 1.500, lo que supone una media de casi tres parroquias por sacerdote, aunque muchos atienden hasta 13. Los parroquianos quieren su iglesia y tener su cura pero debido a la falta de vocación y relevo en el clero, los vecinos de muchas pequeñas áreas del rural se verán obligados a trasladarse a otros núcleos con más población en los que se centralizarán las ceremonias religiosas. Esa es la base de las unidades pastorales, la fórmula por la que apuestan las cinco diócesis gallegas para reorganizarse y que ya se han llevado a la práctica en algunas zonas. De esta forma se agrupan varias parroquias con pocos habitantes en comunidades "más numerosas y con más vida pastoral" en las cabeceras de comarca y en los principales núcleos, sin abandonar las más pequeñas donde se ofician igualmente fiestas patronales, sacramentos, entierros y funerales o se visita a los enfermos.

Si hasta ahora un cura podía hacerse cargo de hasta 13 entidades que no suman ni siquiera 250 habitantes, con esta reorganización una media de dos sacerdotes atenderán a la población de entre 12 y 15 parroquias sin tener que ir de una a otra para llegar a la hora de la misa de los domingos. Y se pasará de tener cada parroquia con su cura a prácticamente uno por concello, aunque las unidades pastorales no se dividan exactamente conforme a los límites municipales. Según apuntan desde las cinco diócesis gallegas, con este sistema se paliará la falta de relevo, con apenas dos ordenaciones por obispado al año como máximo, insuficientes para dar servicio a los núcleos actuales, donde tienen que seguir oficiando los curas que ya están en edad de jubilación y que suponen más de la mitad del clero en la comunidad.

Junto con la escasez de vocación sacerdotal, la sangría demográfica en el rural gallego es otra de las causas que ha obligado a la creación de las unidades pastorales porque, como explica el vicario de pastoral de la diócesis de Lugo, Luis Manuel Rodríguez, "en las pequeñas aldeas por cada 10 funerales se celebra un bautizo". En Mondoñedo-Ferrol ya se llevan agrupando parroquias desde los ochenta. En Ourense empezaron hace un par de años e incluso han echado la mano de laicos para la celebración de la palabra.

Una excepción en esta tendencia es la diócesis de Tui-Vigo, que cuenta con 184 párrocos para atender a 276 núcleos y donde solo existe una agrupación de 10 parroquias que se reparten dos sacerdotes: la de Fornelos de Montes. A diferencia del resto de obispados, en el de Tui-Vigo la actividad religiosa no se concentra en el rural, sino en la ciudad de Vigo y su área urbana. Tampoco sufren tanto como en otras zonas el problema de la falta de relevo en el clero.