En el actual modelo de selectividad constan dos fases: la general (obligatoria) y la específica (voluntaria). Es el sistema que se realiza en los últimos años y que, a partir del próximo, será sustituido por la reválida de Bachillerato. La fase general incluye cuatro exámenes: Lengua Castellana y Literatura, Lengua Extranjera (inglés, francés, alemán, italiano o portugués), Historia o Filosofía y una materia de las modalidades de Artes, Ciencia y Tecnología y Humanidades y Ciencias Sociales. El alumnado pasa la prueba al obtener una nota igual o mayor a 5 como resultado de la suma del 60% de la nota media de Bachillerato y el 40% de la calificación de la fase general, siempre que se haya obtenido en esta fase general al menos un 4. Con la fase específica se puede subir la nota hasta cuatro puntos. Consta de exámenes sobre materias de la rama de conocimiento a la que pertenece la titulación que quiere cursar el alumnado. Las notas caducan a los dos años.