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Año I de un nuevo mapa político

La irrupción de las mareas choca con las dificultades para aplicar su ideario en un escenario con la única mayoría en Vigo

Xulio Ferreiro, por la izquierda, Martiño Noriega y Jorge Suárez, en junio pasado en Santiago. // X. Álvarez

El martes se cumplirá un año de la sacudida política que supusieron las elecciones municipales, anunciando una nueva era no solo en Galicia, sino en toda España, con nuevos actores que ampliaban un mapa hasta convertirlo en inédito en la historia desde la Transición y reducían las mayorías absolutas. Las mareas daban un golpe en la mesa alzándose con los gobiernos de las tres ciudades coruñesas y el socialista Abel Caballero lograba una mayoría absoluta histórica en Vigo que lograba desplazar al PP de la Presidencia de la Diputación de Pontevedra. El ritmo de los acontecimientos políticos dificulta el análisis pausado porque ya está encima la precampaña de las nuevas generales del 26-J y la vista está puesta en las autonómicas de otoño.

La irrupción de las mareas generó desconfianza en sus potenciales socios de PSdeG y BNG. "Son los mismos de antes y de siempre", decía entre dientes de forma desdeñosa un cargo del BNG durante la campaña en alusión a Compostela Aberta, liderada por un novato como Martiño Noriega, que había dejado el Bloque de la mano de Beiras y ya sumaba ocho años de experiencia como alcalde de Teo, puesto que dejó heredado a su número 2 sin renunciar a las actas de concejales que habían logrado con la formación que abandonaban.

Un año después, aquel fenómeno líquido, nutrido de independientes y políticos de siempre más la sombra de Podemos ha demostrado que aplicar en las instituciones las políticas rupturistas que preconizaban resulta harto difícil sin mayoría absoluta y con los corsés impuestos, pero también que sus crisis internas, cuyo máximo exponente es la lucha por liderar el fenómeno En Marea para las generales y, sobre todo, las autonómicas de octubre, no bastan para rebajar, de momento, su tirón electoral. La urgencia de la política actual provoca que lo nuevo dure cada vez menos y la dimensión de las promesas de las mareas también han generado ansiedad por que plasmen su plus diferencial en este primer año, si bien todavía restan tres de mandato para elaborar un balance completo.

La revolución política de este segundo decenio del nuevo milenio comenzó a fraguarse en Galicia en 2012 con AGE, el inédito enlace entre comunistas de EU y nacionalistas de Anova, que luego emuló Podemos y ahora han puesto de moda las confluencias. Las municipales del 24 de mayo de 2015 mostraron una realidad: estas experiencias cuentan con tirón electoral y han llegado para quedarse al menos un tiempo y ser decisivas a costa, fundamentalmente, de las fuerzas tradicionales de izquierda, cuya colaboración choca con su necesidad de diferenciarse electoralmente para no ser fagocitadas.PSdeG y BNG continúan en el diván en que se sumieron tras la derrota del bipartito y no han logrado reponerse, hasta el punto de que los primeros se han enzarzado en unas primarias belicosas a un mes del 26-J y los segundos se marcan como objetivo tener grupo propio en la Cámara. De pelear por la Champions han pasado en siete años a luchar por no descender. A Los socialistas los salvó la mayoría absoluta de Vigo, que permitió asaltar la Diputación de Pontevedra. Retuvieron la de Lugo, aunque con el show de su díscolo que permitió unos meses gobernar al PP, y también recuperaron A Coruña.

La del 24-M fue la primera batalla de las autonómicas y evidenció que el PP tiene complicado repetir la mayoría absoluta y que la alternativa pasa por un entendimiento complejo, como muestra Ferrol, única ciudad donde gobiernan en coalición una marea y socialistas. Los populares tomaron nota y en octubre Feijóo remodeló la Xunta, a la que accedieron dos apeados del poder como Rey Varela y Diego Calvo. El 24-M fue quizás el mayor golpe electoral sufrido, pues sus apuestas personales, Elena Muñoz en Vigo y Agustín Hernández en Santiago, se llevaron dos sonoros golpes. En las generales de diciembre, además, bajó del 52% de apoyos al 37%, por lo que ha activado al máximo la capacidad inversora de la Xunta para agotar su margen de actuación antes de las elecciones de otoño.

El balance de las ciudades, sin embargo, ofrece características diferenciadas y señales de la complicada gestión de un gobierno en que se alíe la izquierda rupturista con PSdeG y BNG. La entrada de Ciudadanos -solo con presencia en tres ciudades- en el Parlamento sería la única baza para los populares si no reeditan la mayoría absoluta.

| Vigo. En los tiempos de fin de mayorías absolutas, el socialista Abel Caballero arrolló a sus rivales con 17 de 27 ediles, situándose como la gran referencia del PSdeG y del PSOE, arrinconando a la marea, y ganando la plaza de presidente de la FEMP. Gracias a su impacto, lograron la Diputación de Pontevedra. Consciente de su desplome hasta los 7 ediles -6 menos que en 2011- el PP pasó de la confrontación a buscar la sintonía, no en vano en los últimos meses solventaron problemas antes irresolubles para desbloquear el área metropolitana o la Cidade da Xustiza. Los de Feijóo consideran indispensable recuperar terreno en la urbe y en la provincia y en esa clave se sitúa la elección de Alfonso Rueda como presidente del partido en Pontevedra en sustitución de Rafael Louzán.

| Santiago. Martiño Noriega infligió al otrora todopoderoso conselleiro Agustín Hernández -que desembarcó en la ciudad como tercer alcalde del PP tras numerosos escándalos- un duro correctivo al superarlo en votos. Pero su relación con PSdeG y BNG y la batalla con un medio local han enlodado la proyección de su gestión, al tiempo que ha mostrado los problemas para aplicar cambios de calado. Tras un año en el que se negó a participar en actos religiosos del Día de Galicia, su gobierno ultima el primer rescate de concesiones municipales, la ORA y la grúa, que podrían cerrarse en junio, aunque necesitará el apoyo del pleno. Es la única marea con presupuestos aprobados tras la abstención en marzo de PSdeG y BNG. Afronta un problema vulgar que comienza a laminar su popularidad: los baches.

| A Coruña. La Marea Atlántica fue la más genuina de las nuevas propuestas políticas, pues al frente de ella no se situó ningún político o partido tradicional. El debutante Xulio Ferreiro, que se quedó en el recuento final a un puñado de votos, recibió el impulso final para empatar a escaños con el PP de un mitin de Pablo Iglesias y ha sido quizás el más cauto sin pisar charcos profundos. Mañana podría aprobar ya sus presupuestos para 2016 tras una pinza de PP y PSOE para modificarlos, lo que les ha ayudado a mantener cierta polarización electoral. La prometida renta social también aguarda aprobación y, de momento, el rescate de la concesión de la ORA ha quedado aparcado. Ferreiro y los suyos han impulsado la unión de mareas locales para ganar protagonismo en el proyecto autonómico.

| Ferrol. Es el gobierno más problemático a la vista de las tensiones entre Ferrol en Común y el PSdeG, hasta el punto de que el alcalde Jorge Suárez (EU) ha llegado a plantearse gobernar en solitario con 6 de 25 ediles. Este ya baraja no tramitar las cuentas de 2016 y mantener prorrogadas las del anterior y ya ha sufrido algunas bajas de ediles -también del PSdeG- que han dejado sus funciones. Sin embargo, el propio Suárez protagonizó la medida más rupturista del año tras personarse con un concejal en la depuradora y descubrir que la empresa vertía las aguas sin tratarlas como debía, tras el episodio de contaminación de agua que duró varios días y que alimentó en el concello las sospechas de falta de colaboración de la Xunta. También generó polémica la retirada del busto del Rey. Le restan tres años de problemática relación con el PSdeG.

| Pontevedra. La referencia del BNG. Miguel Anxo Fernández Lores ganó un edil mientras el PP se desfondaba hasta los 7 -cuatro menos que en 2011- y gobierna en minoría gracias al PSdeG. El continuismo en su gestión en lo más reseñable de una ciudad que aprovechó su peatonalización para tratar de reinventarse. Además, generó una polémica al declarar persona non grata a Mariano Rajoy por prorrogar la presencia de Ence en la ría.

| Ourense. La única alegría urbana del PP y Feijóo, que vio como su exconselleiro Jesús Vázquez logró la Alcaldía. Pero gobierna en minoría preso de los vaivenes de Democracia Ourensana, que sopesa su salto a la arena autonómica. Tampoco cuenta con presupuestos para este año.

| Lugo. El paradigma de las tensiones de la izquierda. El bloqueo del BNG a López Orozco por sus implicaciones obligó a este a dejar su sitio a Lara Méndez. El primero está ahora en contra del exlíder del partido, José Ramón Gómez Besteiro, mientras su relevo lo apoya. Aprueba sus cuentas gracias a Lugonovo. Los problemas en la Diputación han eclipsado la gestión y problemas del concello.

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