Abanca entra en el animado mercado de las compraventas inmobiliarias en Madrid con la adquisición de un palacete para convertirlo en su sede en la capital del país y concentrar allí toda la actividad que hasta ahora desarrolla en diversas instalaciones. El inmueble está ubicado en el conocido Paseo de Recoletos y fue la antigua sede del grupo Planeta. Aunque la entidad no ha desvelando el montante de la operación, la cifra ronda los 44 millones de euros, según avanzó ayer el portal El Confidencial. Abanca sostiene que la adquisición "forma parte de su estrategia de desarrollo" y que supone "una mejora en su eficiencia".

El edificio elegido como buque insignia de la entidad gallega en Madrid es un inmueble de principios del siglo XX que a lo largo del pasado año ha sido sometido a una reforma integral para dotarlo, entre otras condiciones, de los recursos tecnológicos más avanzados. El edificio, como detalla la entidad, dispone de 3.700 metros cuadrados y en él se aglutinará toda la actividad de los servicios centrales que se mantenían en Madrid y también los empleados repartidos hasta ahora en diferentes centros de trabajo.

El palacete albergó las oficinas del grupo editorial Planeta en Madrid hasta el año 2013, momento en el que pasó a ser propiedad del fondo alemán GLL Real Estate, que ahora lo ha revendido a Abanca. Tras la marcha de Planeta, el histórico edificio afrontó una rehabilitación integral en la que solo se salvaguardó su fachada neogótica.

La operación se habría cerrado en unos pocos meses en favor de Abanca tras el interés suscitado por parte de otras entidades financieras extranjeras dada su ubicación en una de las zonas más selectas de la capital. Sus 3.700 metros cuadrados se reparten en diez plantas: cinco en altura, un bajo, un semisótano y tres de sótano con más de un veintena de plazas de garaje. La cúpula, con una cuadriga, es el elemento decorativo más singular.

Pese a que inicialmente la Comisión Europea obligaba a la antigua NCG a replegarse hacia su mercado natural -Galicia, Asturias y León- en las duras imposiciones que aprobó a cambio de los 5.400 millones de euros a los que ascendió su rescate, una vez adjudicada a Banesco, parte de esos requisitos se aliviaron para, precisamente, evitar que el negocio quedara asfixiado. Incluidos los límites territoriales. Ya convertida en Abanca, la entidad pudo mantener sucursales de peso en algunas de las principales ciudades del resto del país. Su estrategia comercial se enfoca a todo el territorio nacional, tanto con aperturas nuevas como con la remodelación de algunas de esas sucursales ya existentes, junto con la apuesta por el negocio online. Al final del primer semestre del año, el banco contaba con 113 oficinas fuera de Galicia.