Antes ya de la victoria en la subasta de Novagalicia, el Etcheverría sufrió una importantísima metamorfosis, de mucha menor envergadura, eso sí, al hilo de la reestructuración financiera. La nacionalizada, su principal accionista, vendió hace justo un año casi 45% del capital que mantenía en el banco betanceiro a Banesco -que controla a estas alturas alrededor del 80% por la adquisición también de parte de los títulos de la familia fundadora-, a lo que se sumó luego, a mediados del actual 2013, un paquete de 70 oficinas ubicadas sobre todo en León y Asturias. Un giro de 180 grados para el decano del sector en España, que, con el pulmón del holding hispano-venezonalo, incrementó así su tamaño un 124%. Al cierre de septiembre, el total de activos superaba los 1.746 millones de euros, con un beneficio de 2,468 millones de euros.

El resultado es prácticamente idéntico al conseguido en el mismo periodo, el tercer trimestre, del pasado ejercicio, con 2,416 millones de euros. ¿Por qué el relevante aumento del negocio derivado del traspaso de red externa de NCG no es proporcional al del beneficio? Porque, según reconoció recientemente Banesco, buena parte de esas sucursales eran deficitarias. Estaban en pérdidas.

Entre la actividad que aportan estas oficinas y las aperturas en una veintena de concellos medianos que Etcheverría lanzó en los últimos meses, la cartera crediticia se disparó un 153%, hasta los 1.278,9 millones de euros; y un 145% los depósitos, que suman 1.562,4 millones, con lo que sigue con un gap comercial -la diferencia entre préstamos y ahorro- positivo.

La otra principal magnitud que evidencia el cambio del Etcheverría, como apuntan los balances publicados hace solo unos días por la Asociación Española de Banca (AEB), es la de los recursos propios, que pasaron de 42,8 millones en septiembre del año pasado a 90,5 millones de euros, repartidos entre los 16 millones de capital -el doble que un ejercicio antes-, 46,5 millones en prima de emisión y 25,5 millones en reservas. El patrimonio refleja la ampliación de capital de 37 millones de euros que, según el Etcheverría, se ejecutó en el tercer trimestre de 2013 para, precisamente, asumir la compra de las oficinas de NCG.

En las semanas previas a su integración en el Sabadell, el Gallego se mantuvo en los números rojos que acumula desde la segregación del lastre del ladrillo a la Sareb como paso previo a su subasta. El resultado antes de impuestos es de -129,3 millones de euros y las pérdidas del ejercicio, tras el efecto fiscal, se quedan en 91,044 millones. El saneamiento en los nueve meses supera los 116 millones.