La composición de una economía para luego estimar su evolución puede analizarse desde varios puntos de vista. Del comportamiento de los sectores, de la oferta y la demanda -con el consumo de un lado frente a la producción de las empresas- y de las rentas. Porque el gasto depende de los ingresos que la población tenga. La remuneración a los asalariados juega un papel fundamental en el dinamismo de un país, por lo que a mayor desempleo y menores sueldos, la recuperación cuesta más y provoca debates acaloradísimos como el siempre espinoso asunto de la subida de impuestos. En 2012, la suma del pago a los trabajadores gallegos alcanzó los 24.424,7 millones de euros. Un 43,8% en relación al Producto Interior Bruto (PIB) autonómico. Un año antes, esa proporción se elevaba al 46,2%. Cae su peso en un PIB que también se recorta y que desde 2008, cuando se tocaron los máximos de contratación en el mercado laboral de Galicia, se dejó por el camino más de 2.700 millones de euros.

Y ya en 2011 las rentas derivadas de los sueldos sufrieron un importante descenso del 2,3%. Durante el segundo trimestre de 2012, ese recorte interanual llegó al 5%; un 7,3% en el tercer trimestre del mismo año; y de un 7,7% en el cuarto, según los datos del Instituto Galego de Estatística (IGE), que llegan hasta el primer trimestre del actual 2013, con otra caída del 5,4%.

En la variación influyen tanto la pérdida de puestos de trabajo como las bajadas de salarios. Porque están produciéndose. Según la última Encuesta Anual de Coste Laboral, la de 2012, que elabora el INE, Galicia lideró el ajuste salarial aplicado ese ejercicio en prácticamente todo el Estado, con una reducción del 3,1%, salvo en Madrid y País Vasco, donde la partida en concreto de sueldo en el coste total de las nóminas aumentó un 0,8% y un 0,6%, respectivamente. Por detrás están Cantabria, donde la bajada se situó en el 3%, y Navarra, donde fue del 2,7%. La media nacional alcanza el 0,6%. Los otros menores descensos están en Cataluña y Valencia (0,2%), Castilla-La Mancha (0,3%) y Aragón (0,6%).

Los incrementos que puedan estar registrándose, además, suelen estar por debajo de Índice de Precios al Consumo (IPC). "La delicada situación de muchas empresas está haciendo que los trabajadores acepten aumentos salariales inferiores a los de la inflación, lo que en la práctica supone una reducción de los salarios reales -explican los expertos del informe económico de 2012 de Galicia de la Fundación Novacaixa-. De esta forma, las empresas están siendo capaces de reducir sus costes laborales y mejorar así su capacidad competitiva".