Los bares gallegos se han convertido en el terreno donde más rápidamente se están asentando las máquinas de apuestas deportivas, terminales que llegaron este año por primera vez a la comunidad uniendo a Galicia al grupo de comunidades que lideraron País Vasco y Madrid. Mientras tanto, las seis compañías con licencia para explotar este negocio han obviado de momento los estadios deportivos, por lo que ningún aficionado podrá jugarse dinero a favor o en contra de su equipo o del que desee cuando acceda al estadio de Balaídos, donde según los ratios que establece la normativa gallega podrían habilitarse hasta 63 de estos dispositivos.

Aunque el decreto que regula este sector se aprobó en agosto del año pasado, no ha sido hasta comienzos de este año cuando las empresas han empezado a operar. Y se han decantado por los locales de hostelería en su mayoría. En los bares gallegos ya funcionan las 471 terminales -de aspecto similar al de las tradicionales tragaperras- autorizadas para estos establecimientos de la comunidad, según el balance fr la Consellería de Presidencia, competente en materia de juego. La mayor parte de ellas (202) corresponden a la empresa Egasa Hattrick. El máximo permitido en toda Galicia por la normativa alcanza las 2.000.

Los datos de Presidencia muestran que de momento solo una de las empresas con autorización cumple el requisito que contempla la normativa para instalar máquinas en locales hosteleros: abrir al menos una tienda específica de apuestas. Esta condición fue esgrimida por la Xunta como una herramienta para crear empleo. De momento, solo la firma Gestión de Apuestas Gallegas tiene en funcionamiento las tres tiendas autorizadas. El resto (Sportium, Apuestas de Galicia, Egasa Hattrick, Codere y Solwin) han solicitado en total 18 permisos, pero las tiendas aún no han abierto, según Presidencia. Tienen previstas, respectivamente, 5, 3, 2, 5 y 3. En cuanto a licencias para bares, cuentan con 23, 14, 202, 181 y 1, además de las 50 autorizadas para Gestión de Apuestas Deportivas. Eso sí, cuentan con convenios y acuerdos para habilitar otros locales para poder pagar a los jugadores afortunados, pues las terminales no ofrecen dinero en efectivo.

La implantación de esta modalidad de juego transcurre con calma respecto a los planes de las empresas, pero muestra no solo la predilección por los locales de hostelería frente a los recintos deportivos, sino también respecto la masiva elección de los salones recreativos como principal ubicación en cuanto a los espacios de apuestas, al margen de bares.

Presidencia ha concedido 61 permisos para instalar terminales en bingos, casinos y salones recreativos, de los que están en funcionamiento 59: 14 de Sportium, 1 de Apuestas de Galicia, 18 (2 de ellas bingos) de Egasa, 11 de Codere y 15 de Solwin. De hecho, 56 de las autorizaciones corresponden a salones de recreativos por apenas 5 de bingos. Ninguna empresa ha solicitado la instalación de una terminal en alguno de los casinos de la comunidad, que como los recintos deportivos, quedan al margen, de momento, del sector.

Las apuestas deportivas constituyen una de las modalidades de juego que el Ejecutivo de Alberto Núñez Feijóo se propuso regular en la anterior legislatura y de ella aspira a recaudar unos dos millones de euros anuales en tasas e impuestos, según anunció el propio presidente cuando su Gobierno aprobó la norma, adelantada por este diario, en junio del año pasado.

A ello se unió el deseo del Ejecutivo de regular el juego online, si bien las comunidades interesadas en ello delegaron la normativa en manos del Gobierno central. A finales del año pasado también comenzaron a operar de forma regulada los casinos, apuestas y partidas de póker a través de la red con un impacto económico creciente. A pesar de ello su aportación a las arcas autonómicas será menor de lo previsto. La Xunta, confiaba en igualar los 53 millones que le reportó el juego tradicional el último año, pero ingresará 2,4.