Las sujeciones "no son maltrato", recalca la fisioterapeuta Ana Rovira -que desarrolla su trabajo en Sanitas Residencial Vigo-, quien recuerda que "son una alternativa terapéutica y una prescripción médica". No obstante, quiere subrayar también que "la alternativa de no utilizarlas es un mejor trato a las personas con demencia". "Al preservar la libertad de movimiento se mejoran todos los aspectos de su salud y, con ello, la calidad de vida y la dignidad", proclama.

Porque, sostiene, "la inmovilización aumenta el deterioro en general" al "acentuar" los problemas que "ya de por sí" tienen los mayores. En el aspecto físico "reduce la movilidad, altera el equilibrio y empeora la marcha, además de aumentar los edemas, el riesgo de úlceras, el grado de osteoporosis o la posibilidad de caídas o una fractura. En el ámbito cognitivo, señala, "reduce los estímulos". Por ello, "va a hacer que el deterioro mental se vea aumentado". También causa "alteraciones de conducta". Porque la persona "no entiende por qué hay algo que le impide realizar un determinado movimiento".

En los centros dependientes de la Consellería de Traballo, tanto gestionados directamente ou concertados, la sujeción solo se adopta en "casos muy especiales y aislados", los "indispensables", y siempre, señalan desde la Xunta, "de la forma menos invasiva para la dignidad". Cuando se recurre a ella, por ejemplo para paliar conductas agresivas, se hace "por prescripción médica y con consentimiento informado" o autorización judicial.