Precios mínimos en la venta de la leche para cubrir los costes de producción. Es la eterna demanda los ganaderos gallegos que año tras año suman nuevos cierres de explotaciones, ahogados por la falta de ingresos para, al menos, tener al día los gastos.

Los productores lácteos marcan los 36 céntimos por litro como la tarifa que permitiría al sector hacer frente a sus gastos sin tener pérdidas. Desde el inicio de la crisis en 2008, año que el sector cerró comercializando el producto a 33 céntimos, la cuantía ha sufrido una caída progresiva año tras año llegando en algunos meses a los 25 céntimos, según datos de Unións Agrarias (UUAA).

Las estadísticas revelan además que en los últimos cinco años mientras los ingresos de los ganaderos por la venta de la leche bajaron en un 19,7%, sus gastos en concentrados para vacuno subieron un 8%. A eso hay que sumar el incremento de un 29,4% en la factura eléctrica y hasta un 65,18% en carburantes al pasar de menos 70 céntimos en 2008 a superar el euro este mismo mes.

El secretario de ganadería de UUAA, Javier Iglesias, asegura que desde enero se ha producido una pequeña "recuperación" debido al acuerdo entre la Xunta y el sector a principios de año tras varias jornadas de huelga.

Las granjas gallegas cobraban a finales del año pasado unos 29 céntimos de media por cada litro, una cifra por debajo de la media estatal y de los costes de producción, y después de la firma del acuerdo con el Gobierno gallego han remontado dos céntimos. Pese a esta subida aún siguen lejos de los 36 céntimos que desde el Ministerio de Agricultura fijan como el mínimo para cubrir los gastos.

La prioridad de los productores gallegos es cerrar los precios para los nueve meses que quedan y ganar otros dos céntimos más teniendo en cuenta que los contratos homologados estarán vigentes hasta el 31 de marzo.

Iglesias se muestra "positivo" de cara a esta campaña porque confía en que la caída de la producción láctea en toda Europa no vaya a provocar un desplome de las tarifas como en ejercicios anteriores.

La esperanza ante una nueva etapa con mejores condiciones no es suficiente, señala, para compensar los cuatro años de pérdidas en el sector.

Pese al optimismo por esta leve recuperación, Iglesias advierte de que el tema no estará solucionado hasta que se arregle la presión de las distribuidoras sobre los productores. "No se entiende que el consumidor por el mismo producto y la misma marca pague 0,75 céntimos en Francia y 0,52 en España".

Un Observatorio

Los sindicatos también tienen mucha esperanza en que la ley de calidad alimentaria incluya su petición de crear un observatorio para fijar un precio que supere los costes de producción y que controle que las industrias cumplan la norma.

"Nos preocupan las noticias que nos llegan desde Madrid porque el anteproyecto no menciona esta cláusula pero esperamos que Feijóo cumpla su palabra y plantee nuestras demandas al Ministerio", asegura el secretario de ganadería de UUAA.

Está convencido de que si el presidente gallego plantea su propuesta el Ejecutivo habrá entendimiento debido que quien gobierna en Galicia y en España comparten color político.

Para Iglesias que el Ministerio admita su petición significaría un avance porque los productores podrían negociar los precios siempre por encima de un mínimo ya garantizado y con el que no sufrirían pérdidas.