Después de la posguerra, la mecanización del campo y la concentración de servicios en la ciudad provocó un éxodo del mundo rural, no sólo hacia el extranjero, sino también hacia las urbes, donde los nuevos inmigrantes buscaban mayores oportunidades de empleo. Sin embargo, desde que se inició la crisis, son muchos los gallegos que reniegan de lo urbano y buscan en las tierras de sus antepasados y en la azada otra posibilidad de ganarse la vida que no pase necesariamente por hacer cola ante una oficina del INEM.

No andan muy desencaminados, a juzgar por el estudio elaborado por la empresa Geografía Operativa, que señala en su estudio "Oasis de empleo" que son las zonas del interior de la comunidad que dependen básicamente del sector primario las que mejor resisten la coyuntura económica. De hecho, solo 57 concellos –el 18 por ciento de los ayuntamientos gallegos– pasa la criba de los expertos y logra como mínimo un aprobado en el examen. De ellos, 35 tienen que conformarse con un cinco raspado, pero el resto, 22, consiguen merecer un notable. Claro que ninguno de estos alumnos esforzados está en Ourense o en Pontevedra, donde solo Agolada y Rodeiro consiguen pasar por los pelos los filtros para considerarse concellos-refugio frente a la crisis. Todos los notables están acaparados por Lugo, que copa quince, y A Coruña, donde se reducen a siete. Eso sí, en Galicia no hay ningún municipio que haya hecho méritos suficientes para puntuar sobresaliente ni, mucho menos, matrícula de honor.

Para elaborar su estudio, la empresa Geografía Operativa recopiló los municipios españoles con la tasa de paro más baja y, en función de esta y otras variables, les asignó una nota. Para poder siquiera figura en la lista de municipios dignos de estudio, los investigadores ponían una condición: la tasa de paro no podía pasar más de medio punto de la media europea de 2011, situada en el 10,2%. Además, debían contar como mínimo con 500 afiliados a la Seguridad Social –tanto en régimen general como autónomo– para acreditar unos "niveles mínimos de actividad económica".

Productos locales

Tal y como explica el geógrafo, e investigador adscrito a la Universidad Complutense, Jesús Tébar, portavoz de Geografía Operativa, puede resultar "irónico" que los "oasis de empleo" se sitúen en el ámbito rural, sobre todo en las provincias de Jaén, Gerona y Lugo, pero el misterio tiene su explicación: por ejemplo, en Lugo la clave estaría en el sector maderero. "El secreto está en la explotación de productos locales, sobre todo en los casos de Lugo y Jaén", explica, "y en comprobar cómo eso funciona para la generación de empleo". También atribuye los buenos resultados de estos concellos al turismo rural o, como puede ser el caso de los de Pontevedra, a la explotación de la energía eólica.

Por otra parte, en el rural el tipo de empresa que suele imperar –y que, además, ha ido en incremento desde que empezó la crisis– son las cooperativas que, argumenta, "tienen una mayor tendencia que las empresas grandes a crear y conservar empleos".

"Ahí está ahora el fenómeno de los neorrurales", apunta Tébar, que es todavía "muy minoritario pero ya empieza, sobre todo entre los jóvenes, que se dan cuenta de que en el pueblo pueden tener una vivienda mejor, pagar menos y subsistir". No obstante, advierte que las optimistas estadísticas de algunos concellos en estos negros tiempos no significa que puedan asumir a todos los urbanitas que decidan coger la mochila y perseguir El Dorado. Las actividades económicas de esas zonas son suficientes para sus habitantes, pero no están preparadas, en general, para convertirse en receptores de una inmigración masiva. "No sirven para solucionar el empleo de toda una región. Si ahora mucha gente va allí se saturarían sus pequeñas estructuras generadoras de empleo", subraya.

Aunque la tasa de paro es el principal factor que tuvo en cuenta Geografía Operativa para realizar su investigación –en el caso de los gallegos, casi todos los seleccionados estaban por debajo del 10%–, no fue el único. También se consideró el peso en la estructura económica local de sectores generadores de empleo, que se identificaron observando el incremento de afiliación en cada comunidad para las ramas de actividad de volumen significativo.

En cuarto lugar, se valoró la existencia de cuentas públicas "saneadas". No se analizó la deuda con los proveedores, sino a los ingresos de los municipios en relación con el dinero que deben a los bancos: la deuda viva. Finalmente, se tuvo en consideración el porcentaje de contratos indefinidos en 2009. Tébar señala que, en ese punto, destacaba Tui. "Nos sorprendió gratamente, pero no figura como aprobado porque solo pasaba esa prueba", explica.

Jaén: el aceite da para matrícula de honor

De los ocho municipios que consiguen la máxima nota, la matrícula de honor, cinco –Arjona, Arjonilla, Chilluevar, Santo Tomé y Santiago-Pontones– están en la provincia de Jaén y su principal medio de subsistencia es el cultivo y la explotación del aceite de oliva, un alimento que vive buenos tiempos debido a que los chinos empiezan a interesarse por el producto.

Otro de los ayuntamientos que ocupa la parte alta de la tabla es Iznajar, situado en Córdoba, también en la comunidad andaluza.

Hay que irse hasta muy al norte, hasta Cataluña y Euskadi, para encontrarse con los otros dos municipios que le pueden hacer sombra a los andaluces. Se trata de Zigoitia, en Álava, un área enmarcada en un parque natural y con varios monumentos románicos, y de La Vall de Bianya, en Gerona, que comparte con el anterior su ubicación en un parque natural y que puede presumir de quince iglesias románicas en sus valles.

Aunque no llegaron a la matrícula, otros catorce municipios españoles sí merecieron un sobresaliente. De ellos, ocho están también en Andalucía, cuatro en Cataluña, otro en Euskadi y, finalmente, otro en Madrid