A la espera de lo que ocurra hasta marzo, de su capacidad para movilizar recursos durante el primer trimestre del año y el momento, además, en el que se conocerán los resultados del pasado ejercicio, Novagalicia se coloca como una de las entidades que mayores necesidades tiene con el plan de saneamiento impuesto por el Gobierno para acelerar la reestructuración financiera. En total, 2.340 millones de euros. Las grandes entidades, evidentemente, superan de lejos esta cantidad en bruto, pero con el importante matiz de que todas ellas pueden aligerar la carga con los refuerzos incorporados en el colchón contra la morosidad en 2011.

El Santander, por ejemplo, el líder del sector, precisaba –con la suma de su filial Banesto– un extra de 6.100 millones que, tras la limpieza de activos ejecutada estos últimos meses y el engorde de su hucha de provisiones, queda finalmente situado en algo menos incluso que el banco gallego, en 2.300 millones.

Los "cálculos preliminares" en Novagalicia alcanzan los 1.600 millones de euros en provisiones "tomando como referencia la exposición al riesgo inmobiliario a 31 de diciembre de 2011", según señala la entidad en la comunicación remitida ayer a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). De ese volumen –que tiene que cargarse contra resultados–, 395 millones vienen de la nueva genérica del 7% que la normativa fija sobre los créditos a los promotores que están, en principio, sin ningún riesgo de impago. Otros 595 millones van para apuntalar la financiación que sí corre peligro de recuperarse, tanto los préstamos dudosos como los subestándar. El resto, 610 millones, se destina a los nuevos niveles de cobertura en los activos inmobiliarios que acumula el balance como canje de deudas.

El suelo

A todas estas cantidades hay que añadir 740 millones más con el exceso de capital que el decreto impone para los casos concretos del suelo y las promociones de viviendas que todavía están sin acabar. La cobertura llega así al 80% y al 65%, respectivamente, en ambos activos. Solo en esta partida, Novagalicia podrá echar mano de beneficios que no estén distribuidos. Las ampliaciones de capital o la conversión de híbridos, como las preferentes o deuda subordinada, en títulos convencionales es, en su situación, imposible, porque no cotiza y porque el 90% de su accionariado está de momento en manos del FROB.

En un claro mensaje público de que la cúpula sigue apostando por un proyecto independiente, Novagalicia asegura que las necesidades adicionales de capital quedarán "íntegramente cubiertas" en 2012. El calendario obligado para las entidades que eviten una fusión. ¿Y cómo?

La hoja de ruta del banco gallego, según esa misma comunicación al regulador bursátil, defiende "la capacidad para generar resultados antes de provisiones", un "plan de reducción" de la exposición al riesgo inmobiliario –en otras palabras, "el impulso" a la venta de los inmuebles que hay que cartera y también entre las obras que financia para evitar que acaben en nuevas adjudicaciones– y la llegada de inversores privados.

Más allá de esto, Novagalicia elude cualquier detalle. Salvo que tras la creación de la Unidad de Gestión de Activos Singulares, la UGAS o el banco malo, en palabras de su presidente, la comercialización de inmuebles va "a muy buen ritmo".

Hasta marzo, el banco se resiste a mostrar cuántas viviendas y cuánto suelo almacena. Será el momento de saber también si existe una provisión genérica sustanciosa que permita reducir a estas alturas la necesidad de fondos, aunque por el tono de la información publicada en la CNMV no lo parece, cuando además tendrá que entregar su estrategia al Banco de España. Lo último del negocio que se conoce hasta ahora son los resultados hasta septiembre, cuando el margen neto –justo ese capítulo al que se llega en la contabilidad financiera tras descontar gastos de explotación y antes de separar provisiones, uno de los caminos de Novagalicia para captar recursos– era de 224, 2 millones, después de una caída con respecto a 2010 del 47,5%.

La recapitalización

Ante la clara contención del negocio, un quebradero de cabeza que afecta a todo el sistema financiero, y que el mercado de la vivienda está muy lejos de normalizarse, el gran pilar de la estrategia de Novagalicia está en la recapitalización. En el éxito en la captación de fondos privados. El inmediato 1 de marzo se abre la segunda ventana de compra de acciones al FROB –en la primera, la de diciembre, una veintena de empresarios gallegos aportaron 70,4 millones de los 150 previstos–, con la intención de que lleguen, al menos, 500 millones. Así se privatizaría un 20% del accionariado y la solvencia podría bajar del 10,4% actual a un 8%. Unos 1.300 millones retenidos ahora en el bolsillo del capital principal –según cálculos de FARO, porque la entidad tampoco concreta esta parte– quedarían, en principio, liberados para aliviar la presión del saneamiento.

"No hay ninguna novedad", sostiene la entidad sobre ese segundo tramo destinado a fondos internacionales, con el "convencimiento" de que José María Castellano de que alcanzará la meta. Pese a que el decreto de saneamiento abre la puerta a una subasta en cualquier momento, y que el propio ministro de Economía, Luis de Guindos, reveló su deseo de sacar al FROB de las nacionalizadas "lo más rápido posible", el Ejecutivo dejará al banco gallego y a CatalunyaCaixa el plazo pactado en su búsqueda de socios, hasta septiembre.