Con los mensajes que lanzó en campaña y en su discurso de investidura el nuevo presidente, el ideario que empapó la visión de los populares durante el largo proceso de reestructuración y la visión que tiene también el ministro de Economía, pocas dudas quedaban de que el impulso final que en Moncloa quieren dar al futuro del mapa financiero pasa por sanear los balances de las entidades. De mostrar la verdadera situación del ladrillo y asumir las correspondientes pérdidas. Aunque parezca sorprendente, hasta Mariano Rajoy habla abiertamente de que una buena parte de los inmuebles, y sobre todo el suelo, están en las cuentas del sector a precios que poco tienen que ver con la situación del mercado. Simplemente, paralizado. Los primeros detalles que salen del entorno de Luis de Guindos apuntan a la necesidad de que la totalidad de la exposición inmobiliaria pase por una tasación actualizada. Ahí está la criba inicial del valor. A lo que luego se le aplicará alrededor de un 20% de descuento a mayores para adecuar las carteras de bancos y antiguas cajas a la realidad.

Los últimos datos oficiales, y que incluyen créditos morosos y los que están bajo vigilancia porque hay dificultades para afrontarlos, junto con los activos adjudicados como pagos de deuda €la principal puerta por la que el sistema se ha ido convirtiendo en una enorme inmobiliaria al compás del empeoramiento de la crisis€, sitúan la llamada "exposición problemática" en 176.000 millones de euros hasta junio, que suponen un 52% del volumen total de préstamos a constructoras y, en general, un 11,4% de la cartera crediticia y un 5,2% del activo que suma el sector en su conjunto. Las viviendas o los terrenos son solo una parte, pero la más difícil de gestionar por el freno en seco en las ventas. La pescadilla que se muerde la cola. Con el grifo de la financiación cerrado por parte de las entidades, la inquietud de la vuelta a la recesión, las familias son incapaces de plantearse la adquisición de un piso ahora.

Las provisiones para compensar la caída del valor cubren, según el Banco de España, un 33% de la exposición de riesgo en el ladrillo. Lo más llamativo es que, pese a la evidencia que tanto el Gobierno como el propio sector admiten de la diferencia entre precios en balance y precios en mercado, los test de estrés europeos daban por hecho que el sistema financiero español salvaría un 88% de las pérdidas en el peor de los escenarios económicos que se contemplaban.

El saneamiento global de los balances al hilo de la reestructuración de los últimos dos años €las fusiones permiten, entre otras cosas, reconocer posibles pérdidas de futuro en la cartera y cubrirlas con fondos propios€ equivale al 10% del Producto Interior Bruto (PIB). Unos 105.000 millones de euros. ¿Por qué entonces dar otra vuelta de tuerca? Porque las tasaciones se han quedado obsoletas. El valor reflejado en los libros de las entidades tira habitualmente del que figura en la hipoteca en el momento en el que se concedió.

Por eso lo primero que pretende hacer el Ministerio de Economía es revisar los activos adjudicados, según adelantaba ayer el periódico Expansión, un diario muy ligado a Luis de Guindos, en el que era un colaborador habitual y donde esbozó en varias ocasiones el perfil que había que darle al sector. Aunque algunas entidades, donde se da por tomada esta decisión ya en el Ejecutivo, barajaban estos días un descuento menor, del 10% o el 15%, todo apunta a que el recorte sobre la tasación llegará al 20%.

¿En que situación dejan los planes del Gobierno a Novagalicia? La entidad siempre defendió que sus estimaciones de pérdida esperada son muy conservadoras y que se primó el saneamiento por encima de los resultados. A eso se dedicaron los 3.000 millones de euros en aligeramiento de inmuebles durante el proceso de integración, hasta dejar los fondos propios en el nivel más bajo del sector y convertirse pues en una de las antiguas cajas que necesitó una ayuda pública más elevada. De 2.465 millones de euros.

A 30 de septiembre, según la información reciente remitida a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), los préstamos inmobiliarios rozaban los 11.200 millones de euros, con 3.010 millones en dudosos y 1.914 en subestándar. Es decir, con riesgo de impago también. Del total, hay activos por 1.955 millones sin garantía hipotecaria. El resto €4.637 millones en viviendas terminadas, otros 1.879 millones en construcción y 2.720 en suelo€ la tienen. En hipotecas hay otros 14.876 millones de euros, pero su morosidad es bajísima. Un 1,67%. En cuanto a los activos que cayeron en manos del banco como dación de pago, el valor neto contable llega a 2.850 millones de euros. En pisos acabados hay 920 millones, con un grado de cobertura del 24,7%; 301 en inmuebles aún en obras, donde las provisiones superan el 29%; 1.335 millones en suelo, con provisiones del 38%. Junto al resto de activos, la cobertura total está en el 30,56%, según el informe.

El ´banco malo´

La gran incógnita pendiente de desvelar es si finalmente De Guindos impulsará el banco malo público para absorber los inmuebles después de que las entidades reconozcan las pérdidas €el camino que todos señalan como pistoletazo de salida de la segunda oleada de fusiones al quedar descapitalizadas las entidades€ y en qué condiciones. El ministro rechazó el pasado martes cualquier medida de saneamiento que implicara un incremento del déficit. Hay quien lo interpreta como la negativa a la sociedad inmobiliaria bajo responsabilidad del Estado, y quien recuerda que será el sector el que tenga que costear el proceso.

Bankinter está convencido de que habrá banco malo. Y además le pone fecha. En la segunda mitad del inmediato 2012, según detalla en un informe que acaba de elaborar, donde señala a las antiguas cajas como las candidatas a usarlo. "La idea es que a cambio de entregar los activos al Estado €indica€, la banca reciba deuda pública con la que obtener liquidez en el Banco Central Europeo y se reactive el acceso al crédito en España". Los responsables de Caja 3 alaban la posibilidad, cuando ayer se les preguntó por el caso concreto de que sea una sociedad solo para suelo. "Una buena alternativa para centrarse en el negocio del día a día y poner a disposición de empresas y familia la liquidez", dicen.