Las grandes fortunas, tanto gallegas como del resto de España, han encontrado la emisión de deuda pública un nuevo nicho de mercado en el que intensificar su presencia para sacar rentabilidad a su patrimonio. La volatilidad de las bolsas, que no garantiza ya las ganancias de antaño, y los altos intereses –entre un 4,25% y un 6,22%– que pagan las administraciones para colocar su deuda debido a la desconfianza a los mercados institucionales, funcionan como un reclamo para las grandes fortunas, que compran tanto obligaciones del Estado como de las comunidades autónomas. Lo hacen a través de sus sicav (sociedades de inversión de capital variable), que son instrumentos que les permiten realizar todo tipo de inversiones con una muy baja fiscalidad. En el caso de Galicia, son las sicav de Alicia Koplowitz y de Manuel Jove las que adquirieron obligaciones de la Xunta, por un total de casi 4,5 millones de euros, en el primer semestre de este año.

Como ellos, otras grandes fortunas de España, como la familia Del Pino, dueña de la constructora Ferrovial, Rosalía Mera, José María Castellano o Felipa Jove, también han reforzado su participación en el mercado de la deuda pública, comprando tanto bonos o letras del Tesoro como obligaciones de comunidades autónomas como Cataluña, Madrid, Valencia o Murcia. Y es que la crisis de los mercados de la deuda fuerza a las administraciones a pagar intereses cada vez más altos para asegurarse el éxito de las operaciones de financiación. Tal es la saturación, que autonomías como Cataluña, Valencia, Baleares, Castilla y León y ahora Andalucía ha apostado incluso por los llamados "bonos patrióticos", que consiste en vender deuda a inversores minoristas, de tal forma que casi cualquier particular puede comprar participaciones.

Según la información remitida a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, la sicav de Alicia Koplowitz, Morinvest, es la principal compradora de deuda autonómica, con casi once millones de euros invertidos en el primer semestre del año, además de otros diez millones en bonos del Tesoro.

Morinvest compró 2,9 millones de euros en obligaciones de la Xunta, la misma cantidad que destinó a hacerse con "bonos patrióticos" de Cataluña, casi un millón de euros en deuda de la Comunidad de Madrid y 3,8 millones en pagarés de Murcia.

Las sicav de Manuel Jove también han entrado en este mercado, comprando medio millón de euros en obligaciones de la Xunta en dos emisiones distintas. Doniños se hizo con 249.000 euros para recuperar en menos de un año y Baldaio compró 250.000 euros más con un periodo de recuperación superior al año. Otra sicav de Jove, Bourdet, tiene algo más de 1,3 millones de bonos del Estado.

Brunara, de la que es consejera Felipa Jove, apostó también por la deuda, adquiriendo casi 23 millones de euros en obligaciones del Estado. Otra gallega, Rosalía Mera, a través de la sicav Soandres, se hizo con 11,9 millones de euros en letras del Tesoro. Y Títulos Galicia, con sede en Vigo, participa con 100.000 euros en bonos de Cataluña y otros 96.000 en el Tesoro.

José María Castellano, a través de Dorneda y Carivega, al frente de las cuales está su esposa, compró en el primer semestre del año 100.000 euros en bonos de la Generalitat de Cataluña y 644.000 en obligaciones del Estado.

También la familia del Pino se ha metido en el mercado autonómico de la deuda, comprando 4,7 millones de euros endeuda emitida por la Comunidad de Madrid.

Ante la dificultad por encontrar compradores entre los inversores institucionales –bancos y fondos especializados–, cinco autonomías han sacado al mercado los "bonos patrióticos" para garantizarse una financiación a corto plazo. La principal diferencia con la emisión de deuda tradicional, es que éstos están dirigidos a los inversores minoristas y no están avalados por el Estado. Un particular puede comprar un bono por unos mil euros, una cantidad muy inferior a la que se exige para una obligación, que suele estar por los 50.000 euros.