Con la nueva Ley del Aborto las mujeres podrán interrumpir su embarazo en un hospital público hasta las 14 semanas de gestación. Esto que podría restar mercado a las clínicas privadas, en Galicia no alterará significativamente su volumen de trabajo, ya que la Consellería de Sanidade necesita recurrir a ellas debido al rechazo de sus médicos a practicar este tipo de intervenciones. Uno de estos centros, la clínica Castrelos de Vigo, realiza una media de 40 intervenciones al mes y ahora asumirá también aquellos casos que le derive la sanidad pública. Para el director de la clínica, Elías García, detrás de la objeción de conciencia no solo hay motivos de tipo ético.

-Se están negociando conciertos con clínicas privadas para realizar abortos. ¿Hay tan pocos médicos en la sanidad pública dispuestos a practicar estas intervenciones?

-Muchos se acogen a la objeción de conciencia. Pero a veces no es simplemente por una cuestión moral. Puede haber facultativos que estén dispuestos a practicar abortos pero si en su servicio los demás están en contra, simplemente prefiere no enfrentarse a sus compañeros y evitarse problemas. Además en los hospitales públicos solo hay un día a la semana para practicar abortos, pueden llegar a cierto grado de saturación y esto también sería conflictivo.

-La Xunta había prometido que habría al menos un equipo médico para practicar abortos en todos los hospitales públicos. ¿Se está cumpliendo?

-No sé como está. Sé que por ejemplo en Ourense no hay anestesistas que quieran participar en abortos. Aún así, es cierto que se ha mejorado la situación con respecto a hace años y la práctica del aborto empieza a verse como algo más normalizado. Si no hay médicos en la sanidad pública, hay otras opciones. Hoy en día hay facultativos extranjeros, cubanos, por ejemplo, que podrían hacerlo.

-¿Es posible que un médico rechace practicar abortos en la sanidad pública para luego realizarlos en su clínica privada y hacer negocio?

-Eso siempre lo hubo. No quieren operar en la pública pero después lo hacen en la privada y ahora sigue pasando.

-Además de la objeción de conciencia de algunos médicos, ¿qué otros problemas están surgiendo con la aplicación de la Ley del Aborto en Galicia?

-Ha cambiado el sistema para abortar. Ahora la paciente antes de someterse a la intervención debe recoger un sobre con documentación sobre la interrupción del embarazo. Después tiene que haber un periodo de reflexión de tres días y luego ya puede acudir a solicitar la intervención. El problema es que se alarga el proceso. Además solo hay centros de planificación familiar en las ciudades. Si es de Redondela, por ejemplo, tiene que desplazarse a Vigo, primero a recoger el sobre, y luego tiene que volver. Antes en las clínicas privadas lo resolvíamos todo en un día. Ocurre lo mismo en Lugo. Solo hay centros de orientación familiar en la capital de la provincia, en Monforte y en Burela y éste último ahora está cerrado. Se obliga a las mujeres a hacer muchos desplazamientos.

-¿Qué información contienen estos sobres?

-Información sobre en qué consiste la intervención del aborto o a qué tipo de ayudas tienen derecho en caso de que decidan proseguir con el embarazo. Pero no se les explica, por ejemplo, que si en diez días en su hospital no les atienden, la ley obliga a que sean desviadas a un centro privado sin coste alguno para ellas.

-Si ahora recoger este sobre es un requisito imprescindible para poder abortar, ¿no pueden llegar a saturarse los centros de planificación familiar?

-El problema es la lentitud, porque las mujeres tienen que pedir cita y aquí en Vigo están tardando una semana en atenderlas para darles el sobre. En Ourense, sin embargo, son muy diligentes. Su centro de planificación familiar funciona muy bien y reparten píldoras abortivas. Eso lo hemos notado en que antes en nuestra clínica atendíamos casos de mujeres que procedían de Ourense y ahora apenas tenemos ninguna de esta provincia. Por el contrario, en el centro de planificación familiar de Vigo no están dando la píldora postcoital, yo creo que porque tardan mucho en atender a las jóvenes y se pasa el tiempo máximo que debe transcurrir para tomarla.

-¿Dónde se practican abortos con mayores garantías en la pública o en la privada?

-En la pública usan una técnica muy anticuada. Usan el legrado o aborto por dilatación que requiere anestesia general. Eso ya no se utiliza en ninguna parte. Ahora se hace todo con anestesia local y aspiración.

-Por los abortos la Xunta les paga a las clínicas un 20 por ciento menos de lo que ellas cobran normalmente por estas intervenciones. ¿Les compensa aún así?

-Compensa, claro que compensa. Porque aunque nos paguen menos, es trabajo que nos envían y además si no lo cogemos nosotros lo hará la competencia. Lo que estamos viendo es que a las clínicas de A Coruña están desviando más abortos que a las de Vigo y eso es un agravio comparativo.

-¿Y a la Administración no le saldría más barato realizar los abortos en sus hospitales?

-Económicamente también les puede salir rentable, porque así no ocupan quirófanos y los utilizan para otras intervenciones.