Desde el mismo momento en el que quedó en suspenso el concurso eólico impulsado por el bipartito en la anterior legislatura, los populares avisaron de que el baremo para el nuevo reparto de los 2.325 megavatios (MW) pendientes iba a primar muy por encima del resto de variables al plan industrial que los promotores tienen que entregar junto a su solicitud de parques. Y eso se nota en las candidaturas que la Xunta empezó a revisar el pasado miércoles. Dos de las grandes aspirantes, muy en línea con los requisitos que marca la orden de la subasta, apuestan por sectores innovadores o estratégicos. Coren propone la creación de un complejo agroganadero y Norvento, una de las principales beneficiarias de la adjudicación paralizada, se centra en las energías renovables.

El grupo ourensano acude de la mano del también reconocido empresario Ceferino Nogueira, consignatario de buques y transportista, con la especialista en el sector del viento Adelanta y la pizarrera Cupa –que también participó en el concurso anterior y consiguió 118 MW– compite con una inversión "aproximada" de 40 millones de euros que generarán 250 empleos mediante la regeneración de montes comunales abandonados con cabaña autóctona de vacuno de carne y un complejo para completar la actividad que se ubicaría en la provincia de Lugo.

Norvento demandó en la otra puja hasta 1.100 MW a través de dos sociedades, una de ellas a medias con Caixa Galicia, y recibió casi 173. Su plan industrial apostaba por el fomento de la energía de las olas ante el enorme potencial de la costa de la comunidad. La compañía lo intenta de nuevo con una solicitud de 309 MW y, aunque evita dar detalles de el proyecto complementario, sí reconoce que se centra de nuevo "en las energías renovables".

Ambas empresas ejemplifican los dos perfiles de los competidores en el concurso eólico. Por un lado, representantes de sectores tradicionales gallegos, sin experiencia directa que echan mano de consultoras con trayectoria en la actividad; por otro, los pesos pesados del negocio energético en Galicia y multinacionales con una presencia ya fuerte en el mercado autonómico. El cambio de criterios para, según la Consellería de Economía e Industria, garantizar la solvencia de los participantes y de sus proyectos, y la delicada situación económica ha provocado que no pocos de los que formaban parte del primer grupo en la anterior subasta se hayan quedado por el camino –como las cooperativas lácteas y las conserveras– y que las del segundo hayan reducido sustancialmente sus pretensiones de megavatios.

Poco a poco, los más de 90 aspirantes a arañar potencia muestran las cartas con las que compiten. Junto con Norvento, la otra firma gallega de renovables, Galenova –controlada por Caixanova–, pide más de 420 MW. Acciona, con otros 400, ofrece una inversión de 60 millones de euros para potenciar su filial de fabricación de aerogeneradores e instalar tres nuevas factorías en Galicia. Iberdrola, la gran perdedora de la pasada convocatoria, opta a 450 MW y propone la ampliación de su embalse en la cuenca del Sil. La unión de Puentes con Engasa solicita 350 MW y un plan conjunto de 160 millones y más de 400 empleos en energía e innovación. San Jose lucha por 391 MW. Esta vez, Banco Pastor se ha aliado con la multinacional E.ON, propietaria de Hidrocantábrico y Begasa, para pedir 350 MW. Gamesa, otra de las fuertes, supera los 460 MW y junto con otras de las aspirantes propone un plan de construcción de molinos. Gas Natural-Unión Fenosa concurre con Copasa y Endesa aspira al límite posible, 350.

Líneas

Pensando precisamente en el futuro del concurso y las garantías técnicas para que los parques tengan líneas de evacuación de su energía y el sistema eléctrico de la comunidad sea capaz de dar vía libre a todo el excedente, la Xunta aprobó ayer la comisión interdepartamental que se creará junto con el sector y Red Eléctrica de España (REE) para la vigilancia de las obras y, sobre todo, la agilización de los permisos a los trabajos. El organismo, que ya adelantó Faro, pretende ganar agilidad en la tramitación del refuerzo de las líneas de la comunidad.