Al final, el espacio posible es el que hay y la Ley de Órganos de Representación en las Cajas de Ahorros (Lorca) impide que el número de miembros que se sientan tanto en el Consejo de Administración como en las Asambleas de Caixanova y Caixa Galicia aumente. Con lo que algunos de los actuales representantes en las mesas de las que salen las decisiones de ambas entidades tendrán que dejar su silla para que la Xunta pueda abrir la puerta a los miembros que quiere designar. El baile está a punto de comenzar.

Lo hará en el mismo momento en el que los cambios de la actual ley gallega de las cajas entre en vigor, y el propio Feijóo quiere que sea a comienzos del inmediato 2010. Si por el camino no se encuentra con la batalla de alguna de las entidades o, precisamente, de cualquiera de los organismos que pierdan peso. PPdeG y PSdeG dirán el porcentaje que quieren reservar para los miembros de la Administración, frente al 20% de la propuesta del Bloque, y a costa de quién lo consiguen. La Lorca marca también en este caso mínimos y máximos en la representatividad por sectores. Por eso populares y socialistas se han fijado en las llamadas entidades de prestigio sobre las que la normativa estatal no habla.

¿Qué pauta marca la Lorca? En cuanto a las Asambleas, un techo de 160 en el número de miembros y que la representación pública no puede suponer más del 50% entre las corporaciones locales y cualquier otro organismo presente. El porcentaje para los impositores, para los clientes, oscila entre el 25% y el 50% y el de los empleados, entre un 5% y un 15%. A partir de ahí toca hacer encaje.

¿Y cómo están las Asambleas de las cajas gallegas? El reparto –y un equilibrio similar directamente en los Consejos de Administración– es casi idéntico: un 25% a corporaciones locales, un 40% a impositores, un 10% a empleados y un 25% a entidades fundadoras o de relevancia en el territorio en el que operan. Bajo esta última denominación y con consejeros están en Caixanova prácticamente todas las plataformas empresariales del sur de la comunidad. Las Cámaras de Comercio y la patronal pontevedresa. En Caixa Galicia, la Unión de Artística de Santiago, la Sociedad Filarmónica Ourensana, el Círculo de las Artes de Lugo o la Real Sociedad Económica Amigos del País. Las peculiaridades se disparan en el examen miembro a miembro entre los 160 miembros de la Asamblea de Caixa Galicia y los 158 de Caixanova. Ahí estará la clave del baile de las sillas de las cajas.

Ante la reforma de la ley y el previsible blindaje de la capacidad de veto de la Xunta para las alianzas foráneas, Núñez Feijóo aspira a que no haya cargos políticos entre los miembros designados en representación del Ejecutivo. "Es decir –explica–: que en ningún consejo de administración exista ningún cargo político, sino que sean personas que tengan conocimientos en materia jurídica, económica, financiera, pero que no ostenten ninguna representación ni cargo político en el momento en el que sean elegidos. La otra cuestión, los responsables de su elección. El Parlamento para Feijóo sería "un excelente proponente”.