De media, cada gallego gastó el pasado año unos 11 euros en los casinos; hasta 24,45 euros en cubrir cartones en bingos y la nada despreciable suma de 283 euros en máquinas recreativas y tragaperras. Eso es lo que dice la estadística, que reparte entre la población al completo el desembolso total en juegos de gestión privada. Si pudiéramos matizar esas cuentas, sacar todos aquellos ciudadanos que no invirtieron ni un solo euro en el azar o que se quedan por debajo de la media, tendríamos un listado más pequeño de aficionados a tentar al azar y unas cantidades mucho más elevadas. Ahí empieza el problema, la enfermedad. En línea con el vertiginoso incremento en el consumo de juego en 2008 en Galicia, más de un 20%, también el número de ludópatas registrados ante la Xunta para vetarles la entrada a establecimientos del sector se disparó. Hasta 155 nuevos inscritos en sólo un año, uno prácticamente cada dos días. Ya son 1.445.

El incremento en el registro, de más de un 12% en los últimos meses -y un 60% en comparación con 2003-, coloca a Galicia como la quinta comunidad con un mayor volumen de jugadores vetados en los establecimientos dedicados al juego. En Andalucía y Cataluña superan los 9.000; en la Comunidad Valenciana asciende a 8.132; y en Madrid hay 2.717. El número de ludópatas en toda España que dan este primer paso para curarse, sea de forma voluntaria o obligados por un juez, se sitúa en 35.336, según las últimas cifras del Ministerio del Interior.

Porque la anotación en el censo que gestiona la Xunta y que se reparte entre todos los establecimientos dedicados al sector puede salir de los tribunales en caso de que al ludópata, como un enfermo más, se le considere incapaz. Para hacer efectivo el registro, bingos y casinos están obligados a solicitar el carné de identidad.

La crisis económica se convierte en un caldo de cultivo para este tipo de adicciones. La desesperación por mejorar su ingresos puede llevar a muchos jugadores a gastar más que antes o porque el juego se concibe como una opción para evadirse de los problemas. Los psicólogos apuntan, incluso, que ambos perfiles pueden darse en una misma persona. El lado oscuro del coqueteo con la fortuna.

Lo más llamativo de todo es que tanto los bingos como los casinos sí están notando la crisis. En primer lugar, porque los que van, gastan menos. Siempre teniendo en cuenta la media. El valor de la cantidad jugada por habitante en cartones se reduce más de un 10% y en apuestas en los casinos, un 21,5%, según el informe del Ministerio del Interior sobre el juego en España en 2008. Todo lo contrario que la facturación de las máquinas recreativas, especialmente las tragaperras, con un incremento superior al 71%, pese a que en el registro de la Consellería de Presidencia, el número de máquinas de tipo B cayó en más de 1.600.

Los dos casinos que hay oficialmente en Galicia recibieron el pasado año casi 70.000 visitas, el 1,83% de todos los jugadores en el conjunto del Estado, tras una ligera caída del 0,20% en comparación con 2007. Sus ingresos alcanzaron los 4,17 millones de euros. Salas de bingo en la comunidad existen 17, una menos que en el ejercicio anterior. El importe de los cartones vendidos asciende a 68 millones de euros. El parque de tragaperras se sitúa en 13.723.

El juego por internet supera los 14,5 millones de euros

Dicen los expertos que internet abre un mundo de posibilidades para los ludópatas. Que la red influirá a corto plazo en la aparición de nuevos adictos al juego. Un medio con muchas posibilidades, cómodo, que permite realizar apuestas o jugar una partida de póquer desde casa. De hecho, las partidas de cartas en líneas son ya muy conocidas entre los internautas y existen campeonatos mundiales. El canal virtual empieza a ser una referencia en el sector, aunque su facturación represente de momento sólo el 0,05% de toda la actividad. El pasado año, según el Ministerio del Interior, acumuló un volumen de negocio de 14,51 millones de euros tras un incremento en comparación con 2007 del 62,12%. Las propias casas de apuesta por internet dan por hecho que los aumentos seguirán en los próximos ejercicios.