Los ciudadanos dan a la sanidad gallega un aprobado, pero muy justo: un 5,87 sobre diez. De hecho, es la puntuación más baja de España, después de la recibida por el sistema sanitario de Canarias. El problema radica sobre todo en las listas de espera. Según el último barómetro del Ministerio de Sanidad, un 21 por ciento de los gallegos declaran que han tenido que esperar más de seis meses para ir al especialista, el porcentaje más elevado de España. Y la percepción de la mayoría es que la situación no mejora: un 62 por ciento opinan que en el último año el tiempo medio de demora “sigue igual”.

El barómetro sanitario mide el grado de satisfacción de los usuarios de los servicios de salud de las distintas comunidades autónomas. Los asturianos y los riojanos son los más contentos con la atención sanitaria que reciben, a la que puntúan con un notable -un 7 y un 6,9-. En el extremo contrario, están los canarios y los gallegos.

La sanidad canaria recibe de puntuación un 5,44 y, sólo unas décimas por encima se sitúa Galicia. La mayoría de los gallegos está de acuerdo en que el servicio de salud necesita cambios. Sólo una quinta parte de los usuarios se muestran conformes con lo que hay. Otro 53 por ciento cree que la sanidad funciona bien aunque habría cosas que mejorar.

Entre los disconformes hay un 23 por ciento que reclaman cambios de peso en el sistema de salud, y otro 4 por ciento que cree que la atención sanitaria funciona tan mal que habría que reformarla por completo.

Este descontento se traduce en que un tercio de los encuestados explica que ha pensado alguna vez en presentar una queja o reclamación por la mala asistencia prestada. De hecho, los gallegos son los más desconfiados del Estado en cuanto a la eficacia de la atención médica. Un 45 por ciento afirma que hay “bastantes o muchos” errores en la asistencia sanitaria que se presta, la cifra más elevada de todas las comunidades autónomas.

Aún así, al evaluar aspectos puntuales de los servicios de atención primaria, lo que más valoran los usuarios de Galicia es la “confianza y la seguridad que les transmite el médico de cabecera”. Y lo que menos vuelven a ser las largas esperas, en concreto, el tiempo que tardan en hacerse las pruebas diagnósticas. También se quejan de que tardan mucho en entrar a la consulta.

Las mismas quejas se repiten al preguntarles a los encuestados su opinión sobre la asistencia especializada. Sólo que en este caso los gallegos no dudan en poner una nota de suspenso cuando les preguntan por la facilitad para conseguir cita o por lo que tardan hasta que son consultados.

En los hospitales, más de lo mismo. El único suspenso es para recriminar que se demoran mucho en los ingresos no urgentes. Por contra, los equipamientos y medios tecnológicos existentes en los centros hospitalarios son lo más valorado por los usuarios, que le otorgan una puntuación de 6,70.

Aún así, en términos generales un 84 por ciento de los gallegos están satisfechos con el funcionamiento de los hospitales, porcentaje que es más elevado al preguntarles por los centros de salud.

Por contra, la atención especializada es la que tiene más críticos. Un 11 por ciento califican la asistencia que se presta como de “mala” o “regular”. El problema es que más del 53 por ciento de los gallegos consideran que nada ha mejorado en los últimos cinco años en las consultas de los especialistas.

La misma percepción existe en torno a la evolución de los servicios de salud de los ambulatorios o de los hospitales, aunque, en este caso, no son tantos los gallegos que opinan que no hubo cambios: un 46 por ciento ve a los ambulatorios igual que hace cinco años y un 50 por ciento cree que tampoco han mejorado los hospitales.