El único compromiso que sobre la mesa pone Citi, la futura dueña de Itínere y, por tanto, de las autopistas gallegas, es diálogo. Diálogo con las administraciones implicadas en la ampliación de la AP-9, tanto el Ministerio de Fomento como la propia Xunta. El proyecto para los accesos a Vigo, con dos nuevos carriles en cada sentido en el puente de Rande, cuelga de un hilo. Sacyr se negaba a desembolsar el dinero necesario para costear las obras pese a la oferta del Gobierno central de adelantarlo mediante un crédito y ése es el principal escollo que la compradora de la concesionaria encuentra pensando ya en el momento en el que tendrá que sentarse a negociar. Los 400 millones de euros a los que asciende el ensanche del viaducto eran muchos millones para la todavía propietaria -con una deuda por encima de los 19.000 millones de euros- y para el fondo inversor norteamericano, que tuvo que echar mano de las ayudas en su país para evitar la quiebra.

Los únicos planes que Citi garantiza al 100% a día de hoy son los que están contemplados en el plan económico y financiero de Itínere. Y en ellos no figura ninguna ampliación de la autopista que une A Coruña con Vigo, pendiente de un acuerdo final desde hace más de un año a tres bandas, entre la constructora que preside Luis del Rivero, la Consellería de Política Territorial y el Ministerio de Fomento. "Habrá que seguir hablando", aseguran fuentes cercanas al fondo de inversión, que reconocen que el escenario "es complicado". "Todas las conversaciones con la Xunta están abiertas". La misma idea que comparten en el seno del Gobierno gallego, aunque oficialmente el mensaje sea el de que los dos nuevos carriles de Rande tienen que ser incluidos sin más retrasos en el paquete de inversiones a los que tendrá que hacer frente la nueva dueña de la filial de Sacyr.

Pero es un proceso largo. Hasta el próximo mes de enero, Citi no lanzará la Oferta Pública de Adquisición (OPA) sobre Itínere, que se completará durante el segundo trimestre del año que viene. A lo que seguirá después los aspectos técnicos de la operación, la reorganización corporativa, en la que se incluye el traspaso de activos de la concesionaria de nuevo a Sacyr -entre ellos, la autovía del Barbanza- y la fusión con Bidco. Aunque las negociaciones se apuren, el hipotético acuerdo no se sellaría antes de finales de 2009.

Itínere acumulaba hasta septiembre un inversión bruta de casi 6.500 millones de euros que ahora cambian de manos. Incluidos los 1.858 millones de todas las vías en explotación que pertenecen a Aucasa, como la A-9, y los 128,8 millones de Autoestradas de Galicia.