La investigación sobre el asesinato de la empresaria gallega Sesita Vecoña Otero en uno de sus hoteles en Caracas se centra ahora en su círculo más íntimo. Empleados, amigos e incluso familiares de la víctima podrían estar siendo interrogados por los detectives de la División contra Homicidios de la policía, que apenas cuenta con pistas fiables sobre lo ocurrido el miércoles por la noche en la habitación número 52 del hotel "Royal Palace", uno de los regentados por la víctima, de 62 años, en la capital venezolana.

El cuerpo de Sesita Vecoña, tal y como recoge "El Universal", presentaba una herida de bala en el pecho, pese a que en el interior de la habitación se realizaron dos detonaciones. El cadáver fue localizado tendido en la cama matrimonial del dormitorio donde horas antes se había registrado la pareja de asesinos que se hicieron pasar por clientes del hotel. Sorprende a los detectives que la víctima acudiese de noche a la habitación de un cliente, lo que refuerza la teoría de que podría conocerlos.

Una de las claves que maneja la policía son las cintas de las cámaras de seguridad del teatro "La Campiña", situado enfrente del hotel donde apareció el cuerpo y que podrían haber captado el momento en que la pareja que disparó a Sesita abandonaba el inmueble.

Los agentes tratan de identificar en las grabaciones a la pareja y la camioneta y un viejo coche de color blanco que utilizaron para huir del lugar, según reflejan los medios locales. Las matrículas de ambos vehículos estarían ya en manos de la policía, tal y como se ha informado a su hija en Vigo, Elsa, y a su yerno Roberto Vázquez.

Vinculada a Vigo

Varias son las hipótesis que se barajan sobre la muerte de la conocida empresaria, que llegó a regentar cinco negocios de hostelería en Vigo, de los que la familia mantiene dos cafeterías en Coia, además de los hoteles en la capital venezolana.

En un primer momento, la familia se inclinaba por un "crimen por encargo" y los medios locales hablaban directamente de "sicarios". No obstante, cuatro días después la investigación parece haber girado hacia el entorno más próximo de la fallecida.

Respaldan esta teoría el hecho de que conocieran la distribución del hotel, que la víctima dormía en el establecimiento pese a disponer de vivienda propia, que no robaran ningún objeto de valor y que hubieran aprovechado la circunstancia de que el negocio carecía de seguridad desde la renuncia del vigilante anterior, como recoge "La Voz de Guarenas".

La camarera que resultó herida por un arma de fuego al intentar huir, Carmen Tais Cuello, de 43 años, ha colaborado con la policía en la realización de los retratos robot de los asesinos.