En el seno del Gobierno gallego hay una espina clavada desde que el grupo ACS y su presidente, Florentino Pérez, arrebataron a la alianza gallega formada por Amancio Ortega, Jacinto Rey y Caixanova el acuerdo, prácticamente cerrado, que tenían con el Santander para hacerse con sus acciones de Unión Fenosa y tomar el control de la tercera eléctrica española. Una operación en la que las consellerías de Innovación y de Economía tuvieron mucho que ver, aunque oficialmente sólo quisieron reconocer que estaban al tanto de ella. Las mismas reticencias que muestran ahora para hablar del nuevo intento que tienen entre manos para dar a luz una gran empresa energética con capital gallego. El concurso eólico, que permitirá a la comunidad consolidar una de las grandes bazas de su futuro como generador eléctrico, colocará previsiblemente a muchos inversores gallegos en la posición adecuada para liderar, junto con la Xunta, una sociedad que pueda estar presente en muchos de los sectores energéticos gallegos. Desde la eólica, a la biomasa, pasando por el biodiésel e, incluso, la mareomotriz. Los contactos entre San Caetano y varios empresarios ya han comenzado.

Con la máxima prudencia y discreción. Desde los departamentos que dirigen el socialista Xosé Ramón Fernández Antonio y el nacionalista Fernando Blanco guardan absoluto silencio. Sobre todo, porque de por medio hay un concurso oficial "absolutamente transparente", el que repartirá los casi 2.500 megavatios (MW) de energía eólica a instalar en la comunidad hasta 2012, con un centenar de solicitudes..

Sin embargo, fuentes conocedoras de las conversaciones de la Xunta con los posibles promotores de la nueva empresa confirman la existencia del acercamiento e, incluso, aseguran que la Administración gallega cuenta con un análisis de mercado para ver las posibilidades que tendría un nuevo operador, con sede en Galicia y capital íntegramente gallego, y en el que podría además participar de forma indirecta el Gobierno de la comunidad con la presencia en el accionariado de los parques de aerogeneradores y subvenciones mediante el Instituto Galego de Promoción Económica (Igape) o cualquiera de las firmas de capital riesgo que tutela Economía.

Todo dependerá, insisten las fuentes, del resultado final del concurso eólico, al que se han presentado planes industriales -uno de los requisitos fijados en la base del concurso- ligados a otras actividades del sector, a través de sociedades que muchos de los grandes inversores de la comunidad -Manuel Jove, Jacinto Rey, Epifanio Campo, Manuel Cortizo, Jacobo Couceiro, Amancio Ortega, además de las cajas de ahorros gallegas y el Banco Pastor- han creado para optar a las concesiones.

Para trabajar como generador de electricidad, la empresa únicamente tiene que darse de alta ante el Ministerio de Industria y la Comisión Nacional de la Energía. Pero el proyecto va a más. Al Gobierno gallego le interesa que la eléctrica pueda distribuir energía, venderla a los consumidores. El requisito es similar. La complejidad está en este caso en la red para repartir la energía a hogares y empresas, que tendría que alquilarla a otros operadores.