A partir de hoy, todos los proyectos que lleguen a manos de los arquitectos para pedir el obligatorio permiso de construcción, el conocido visado, tendrán que ajustarse a la nueva legislación en Galicia sobre el diseño de los edificios y los pisos. Las nuevas, y muy polémicas, Normas do Hábitat se estrenan con la oposición frontal de muchos de los colectivos ligados a la actividad inmobiliaria, especialmente los promotores y constructores, que acusan a la Consellería de Vivenda de meter el dedo en la llaga de la crisis que el sector atraviesa por el freno en la venta de inmuebles. Rechazo también de los ayuntamientos, en este caso por el supuesto intervencionismo del departamento que dirige Teresa Táboas en sus competencias, que ya han avisado de que acudirán a los tribunales. En medio del huracán, desde la Consellería hacen una defensa a ultranza del decreto que recoge las medidas, aunque en la presidencia de la Xunta a la "firmeza" con la que definen los criterios, añaden una garantía de "flexibilidad".

Palabras del jefe del Gobierno gallego ayer, ante la enésima pregunta sobre la gran controversia generada por las Normas do Hábitat: "No es bueno generar una sensación alarmista". Emilio Pérez Touriño pide calma a promotores, constructores, arquitectos y regidores locales, a los que les asegura que habrá "una vía de diálogo permanente" en la aplicación del decreto. El presidente de la Xunta desvincula la normativa de un partido concreto -dentro del bipartito, Vivenda está en manos del Bloque- para insistir en que se trata de "una decisión de Gobierno" y también de un posible encarecimiento del precio de los pisos a consecuencia de la mayor superficie mínima que deberán tener y la incorporación de determinados servicios, como las energías renovables.

"¿Cómo es posible una norma tan intervencionista como ésta que rompe cualquier tipo de medida, sentido y común y mesura?", se pregunta el presidente del PPdG, Alberto Núñez Feijóo. Los populares creen que el decreto "nace muerto". Por prohibir "cuestiones subjetivas" y plantear otra "discrecionales" que perjudican, no a los promotores, según Núñez Feijóo, sino a los ciudadanos. Los problemas de la edificación, avisan, "se van a multiplicar por dos". "La Xunta debe empezar de nuevo", pide la oposición.

Pero los promotores gallegos sí se sienten víctimas y calculan que las Normas do Hábitat provocarán una subida de los precios del 25% porque "cuantos más metros hagas más caro va a resultar". "Si en Galicia nos empiezan a poner trabas no nos quedará otro remedio que irnos fuera", se queja el vicepresidente de la asociación que los reúne en Galicia, David Vilela. "No puede venir en peor momento". A primera vista, les parece "un churro".

Una visión compartida por la patronal de los constructores en la comunidad. "La seguridad jurídica que necesita el sector no va a lograrse con medidas como ésta", apuntan. Dicen que son los "primeros interesados" en potenciar las viviendas de calidad, pero no a través de un decreto "que se limita a introducir importantes conceptos jurídicos indeterminados susceptibles de interpretación subjetiva". La Federación Gallega de la Construcción está "especialmente" preocupada por el efecto que tendrán las nuevas medidas en "el desarrollo urbanístico" de la comunidad, "prácticamente imposibles" de cumplir en los solares con licencia de los concellos para la edificación en manzanas cerradas dentro del suelo urbano consolidado. Las "limitaciones de la nueva norma", según los constructores, "harán imposible" desarrollar los niveles de edificabilidad que otorgan los planes municipales.