X. A. T. / J. C. / Santiago / ViGO

La economía gallega pierde fuelle. La Xunta se resiste a hablar de crisis o recesión y sólo acepta el término "desaceleración económica" motivada por las "turbulencias financieras" originarias de Estados Unidos, el alza de la materias primas y del petróleo y el final del boom inmobiliario. Pero las consecuencias son que el Gobierno gallego ha revisado a la baja las previsiones de crecimiento de la economía de Galicia para este año, pasando de un incremento del 3,5% fijado en los Presupuestos aprobados el pasado mes de diciembre a un 2,8%, siete décimas menos. Además, también se recortan las previsiones de creación de empleo: los 32.400 nuevos puestos de trabajo calculados inicialmente se quedan ahora en 20.500, un tercio menos de los proyectados.

Las nuevas cifras fueron avanzadas ayer por el conselleiro de Economía, Xosé Ramón Fernández Antonio, en el pleno del Parlamento, cumpliendo el plazo que se había dado para someter a revisión la evolución del PIB. Tal como queda, el crecimiento previsto de la economía gallega es ahora mismo tres décimas inferior al de España, situado en un 3,1%, si bien el Gobierno central ya ha anunciado que revisará sus cifras antes del verano y para recortar sus previsiones, una vez que los organismos internacionales y el propio Banco de España elaboraran sus cálculos a la baja.

Aunque Fernández Antonio habló en su intervención de una crisis de ámbito internacional, se cuidó mucho de no utilizar esta palabra para referirse al contexto español y gallego, marcando como fortalezas de su entramado económico la solvencia de las entidades financieras, unas cuentas públicas "saneadas" y un final del boom inmobiliario que en Galicia tendrá uno de sus menores impactos.

"Todos los datos desmienten que la economía gallega entrara en crisis o tenga síntomas de recesión, si bien presenta síntomas de una clara desaceleración económica", comentó el conselleiro.

En todo caso, Fernández Antonio destacó que Galicia está mejor que en anteriores etapas y que otras zonas de su entorno y que pese al recorte podrá cumplir los dos principales objetivos marcados, continuar convergiendo con Europa y seguir creando empleo. Es más, a preguntas del portavoz del economía del PP, José Antonio Orza, el conselleiro aseguró que incluso se mantendrá la cifra de ingresos procedentes de los impuestos prevista en los Presupuestos.

En su intervención, Fernández Antonio recordó que desde enero la Xunta ha puesto en marcha un programa para, precisamente, dinamizar la economía y anticiparse a los afectos de la desaceleración mediante créditos blandos a las empresas, la rehabilitación de viviendas o la agilización de la licitación pública.

"¡Qué menos!", le espetó Orza. "Las medidas que usted anuncia son efectistas, pero no efectivas porque se están ejecutando ni más ni menos los créditos reconocidos en los Presupuestos. Con eso ya se contaba y no van a aportar nada", censuró el diputado popular y conselleiro de Economía con Fraga.

Orza expresó su sorpresa porque en una comparecencia para hablar del nivel de ejecución presupuestaria, Fernández Antonio anunciase la revisión del crecimiento económico, pero también le dijo que la actualización debía hacerse bastante antes porque "ningún indicador apuntaba bien" desde que se inició el año.

Además, le reprochó que la convergencia con España va para largo, con un recorte anual de una décima.

Por parte de PSOE, Xaquín Fernández Leiceaga, y del BNG, Carlos Aymerich, ambos saludaron las medidas de la Xunta para paliar la desaceleración, pero el portavoz nacionalista le recordó al conselleiro que existe la posibilidad del endeudamiento público, sobre todo en contextos económicos como el actual. "Es bueno para hacer más obra pública y avanzar en la convergencia real", declaró.

Aymerich cuestionó además la eficacia de que el Gobierno central apueste ahora por las rebajas fiscales, como la supresión del impuesto de patrimonio, por lo que pidió compensaciones del Estado para Galicia, algo a lo que Fernández Antonio se comprometió a negociar con Madrid.