Estás buscando trabajo y, tras preparar un currículum que llame la atención de los seleccionadores y acompañarlo de las mejores referencias y una elaborada carta de presentación, has conseguido que te llamen para una entrevista de trabajo. ¡Enhorabuena!

Pero ahora no te duermas en los laureles. Todavía te queda la fase crítica del proceso de selección, la entrevista personal, y ten por asegurado que tú eres una opción de las otras tres, cinco o quince que barajan los reclutadores.

Para decantarse definitivamente por uno de ellos, los responsables de recursos humanos siempre querrán ver qué tal se desenvuelven los candidatos en una conversación formal. Está claro que por muy bueno que sea el currículum, no pueden arriesgarse a aceptar de buenas a primeras a alguien sin haber puesto a prueba las dotes conductuales y comunicativas del solicitante.

La entrevista laboral es un procedimiento muy codificado, en el que el entrevistador querrá recabar el mayor volumen de información posible. Es probable, pues, que aplique una entrevista de tipo BEI. Estas siglas responden a las iniciales de Behavioural Event Interview: Entrevista de Evento Conductual.

Distinguirás que está recurriendo a esta técnica si te hace muchas preguntas del tipo "Descríbeme€", "Cuéntame€", "Pon un ejemplo de€". De este modo se fijará en tu manera de responder para determinar si eres poseedor de las habilidades que busca en cuanto a la comunicación, el trato y la actitud.

Pero del mismo modo que el entrevistador tiene su método de obtención de información, el entrevistado puede hacer uso de una estrategia para contestar del modo ideal a este tipo de cuestiones y cumplir sus expectativas.

Se llama el método STAR, por los cuatro frentes que cubre: Situación, Tarea, Acción y Resultado. Pongamos que te pregunta por un logro del que haces gala en tu hoja de vida.

Situación: Tienes que poner en situación a tu interlocutor, demostrar que eres un buen narrador y te haces entender bien. No te olvides de dar la información imprescindible para que queden claras las "seis w" (qué, quién, dónde, cuándo, cómo y por qué). Si además adornas el relato y te apoyas en una buena comunicación no verbal (gestos, entonación, etc.).

Tarea: Identifica claramente por qué el mérito de haber solucionar aquella situación te pertenece, qué grado de responsabilidad tuviste en aquel éxito. Si fue solo tuyo o si es un remedio al que llegasteis trabajando en equipo.

Acción: esta fase se refiere a cómo diste con la solución del problema y por qué, justificándola. Si en el anterior paso te posicionaste como una pieza imprescindible, por muy humilde que seas, ahora no utilices el plural mayestático. Si fuiste tú el que consiguió el logro, habla en primera persona sin pudor. Yo hice esto, yo actué así. Yo, yo, yo.

Resultado: Refiérete ahora a los resultados positivos que tuvo como efecto tu intervención. Si tienes datos para cuantificarlo, apórtalos para dar solidez a tus argumentos, y si no, comenta qué enseñanza o moraleja aprendiste de aquella situación

Llevando bien preparadas las preguntas que podría hacernos el seleccionador, y aplicando bien el método STAR, deberíamos ser capaces de en unos pocos instantes estructurar un relato que permita demostrar nuestras dotes como comunicadores. Con un poco de práctica previa, evitaremos quedarnos en blanco y pondremos complicado al entrevistador valorarnos negativamente.