Carmen Triñanes estaba trabajando en su tienda cuando vió a una oleada de gente subiendo apresuradamente la calle de Carrer del Dr. Dou. En ese momento salió a ver qué pasaba. "Todo el mundo entró en pánico, habían mucha gente llorando y corriendo", señala.

"Estaba a punto de cerrar la tienda porque no tenía del todo claro que había pasado. De repente, cuatro Mossos D'Esquadra se detuvieron y nos preguntaron a los que estábamos allí si habíamos visto a un hombre de estatura baja vestido con una camiseta de rayas azules", relata Carmen. Ella misma le respondió que no. En ese momento se dirigieron hacia la otra calle, corriendo. "Todos ellos iban en plan comandos, totalmente armados. Todo parecía una película", apunta.

"Iban peinando la zona para buscar al conductor de la furgoneta", afirma la viguesa. "En ese momento cerré la tienda, porque deduje que si lo buscaban no sabían dónde estaba", apunta.

Carmen se encerró en su tienda durante cuatro horas junto a una amiga suya. "Mi amiga se fue de su bar porque era acristalado y no se sentía segura. Estuvimos allí unas 4 horas", indica.

Con las persianas bajadas, pudieron sentir el sonido de las sirenas y los gritos de la gente, hasta que pasadas unas horas la cosa se calmó. En la tienda, se informaron por las noticias de todo lo que había pasado. Su zona estaba a tres minutos escasos del bar donde, supuestamente, como se dijo en un principio, los policías mantenían a tres de los atacantes atrincherados". La casa de mi amiga estaba enfrente de la tienda, pero no decidimos cruzar la calle hasta que nos sentimos seguras para salir", señala Carmen. "Cuando ya vimos a la gente por la calle, subimos hasta casa de mi amiga, porque la mía quedaba un poco lejos y no había metro parta llegar", concluye.

Rubén Fernández | Ourensano y estudiante de Óptica

"Me libré por diez minutos; iba hacia el lugar del atentado"

Rubén Fernández cogió el metro en diagonal, en línea verde, como cualquier otro día hacia Plaza Catalunya, esta vez para hacer unos recados. Poco antes de llegar a su destino, el metro se paró. En aquel momento, el estudiante pensó que llegaría tarde por una avería. El metro volvió a encenderse, y una voz anunció por megafonía: "Señores pasajeros, este tren no parará en Plaza Catalunya, Dresseu ni Drassanes", todas esas paradas que inundan las Ramblas de Barcelona.

Tras escuchar esta información, el ourensano decidió dirigirse a su casa, dos paradas más allá, en Pueble Sec. "Realmente el atentado no me pilló por eso, porque dije bueno, pues me paso primero por casa", señala Rubén.

Las sospechas comenzaron cuando el tren volvió a arrancar y pasó por aquellas paradas por las que primero anunció que no pararía. "En ese momento me di cuenta de que pasaba algo raro, porque las paradas estaban desiertas, a excepción de todos los policías que andaban por allí", relata el ourensano.

"La gente empezó a sospechar y a murmurar. Fue ahí cuando la gente se empezó a asustar porque empezó a ver las noticias en el móvil", indica Rubén. El metro se detuvo en Parallel, la siguiente parada permitida en el itinerario. "Yo me bajé en Pueble Sec, a quince minutos del lugar del atentado y a diez de La Rambla de Barcelona. Al bajar, mis amigos me contaron todo lo que había pasado por WhatsApp. No me lo podía creer", señala.

"Me libré por diez minutos. Si hubiera cogido el anterior metro me hubiera bajado en Plaza Catalunya. Habría visto el atentado, o me hubiera tocado a mí", resalta Rubén.

Una vez que estaba en casa, Rubén se enteró de todo lo que había sucedido con detalles. "Mis amigos me contaron todo lo que había pasado. En aquel momento estaba nervioso por el susto que me llevé. Solo pensaba en una cosa, y era que yo, de no haberme retrasado, hubiera ido a aquella plaza", relata.

Algunos de los amigos de Rubén estaban cerca de Plaza Catalunya en el momento de la tragedia. En concreto, una de sus mejores amigas trabaja en La Rambla. "Ella fue quien nos iba informando de todo", indica el ourensano. "Pensaban que se trataba de un tiroteo, porque escucharon muchos gritos", explica, y añade que Los Mossos D´Esquadra "les ordenaron encerrarse en las tiendas más cercanas".

"Me dijeron que incluso había un hombre que estaba en shock. Iba acompañado de una niña pequeña, y no paraba de chillar que su hija pequeña había presenciado el asesinato de varias personas", concluye Rubén.

Julio Fernández | Presidente de los empresarios gallegos en Barcelona

"Es un ataque a Europa occidental, a una forma de vivir"

Julio Fernández, presidente de Filmax y de las Asociación de Empresarios Gallegos en Barcelona y referente de los emigrantes de la comunidad gallega en tierras catalanas, no se encontraba en el momento del atentado en Cataluña, pero seguía al minuto todo lo que estaba sucediendo allí. "Barcelona era una de las ciudades que podía ser un objetivo terrorista por la gran cantidad de gente que circula por ella todos los días, muy mediática y conocida internacionalmente. Este es un problema muy gordo que no solo afecta no solo afecta a toda España y Cataluña sino a toda Europa occidental", manifestó el empresario gallega. "Se trata de un ataque dirigido contra una sociedad y una forma de vivir", añadió Fernández.

El presidente de los empresarios gallegos, que aún no tenía conocimiento de la identidad de las víctimas del atentado se mostraba esperanzado en que no hubiera "víctimas entre nuestros asociados". Además, mostró su solidaridad con los fallecidos, los heridos y sus familias.

Recordaba que por las Ramblas, la Puerta del Ángel o el Paseo de Gracia son zonas de Barcelona "que soportan un flujo importante de gente". Esta circunstancia es, para Julio Fernández, un motivo propicio para los nuevos métodos que utilizan los terroristas en los últimos ataques llevados a cabo. El presidente de los empresarios gallegos en Cataluña considera que: "Tal y como lo hacen es muy fácil atacar donde quieren. No les cuesta dinero, no necesitan grandes recursos ni infraestructuras y, desde luego, tampoco tienen miedo a morir. Así cuando solo necesitan un vehículo para hacer tanto daño son muy difíciles de parar".

"Tranquilidad y sosiego" es lo que pide Fernández en estos momentos a los políticos que tienen en sus manos la tarea de manejar una situación especialmente complicada. "La gente está muy preocupada por las acciones terroristas y no da crédito a lo que está pasando", manifestó ayer tras conocer el alcance del ataque terrorista en la ciudad de Barcelona.

Asimismo, Julio Fernández recuerda que este atentado viene a poner aún en mayor dificultad la ya complicada realidad catalana en los últimos tiempos. "Como cualquier español estoy muy preocupado por lo que está pasando en estos momentos en la comunidad. Es el remate de una situación insostenible después de haber vivido las semanas anteriores la huelga del aeropuerto, además de las dificultades de la situación política en la comunidad", señaló el presidente de los empresarios gallegos en la capital catalana.

Erin Brandán Vázquez | Natural de Mondariz

"Fue una locura, la gente corría en todas las direcciones"

"Varios de mis amigos se encontraban allí pero yo estaba trabajando en mi restaurante, el Zinbar, cuando sucedió todo", señala Erín. El local en cuestión, se encontraba en la Calle de Balmes, a una escasa distancia de la Plaza de Catalunya.

El joven de 22 años afirma que no escuchó nada en el momento del ataque, sino que todos se enteraron por una llamada de una compañera. "Una amiga que trabaja conmigo me llamó y me dijo que se iba a retrasar porque una furgoneta había atropellado a mucha gente", relata.

Diez minutos más tarde, su compañera llegó al restaurante, tras haber presenciado todo lo ocurrido. "Justo cuando llegó empezamos a ver que bajaba por nuestra calle muchísima policía y Mossos D´Esquadra", señala Erín, y añade que aquello "fue una locura, la gente corría en todas las direcciones muy apresurada sin saber a dónde ir". En el momento en que comprendió lo que había pasado, Erín decidió alejarse de la zona del atentado. "Las sirenas no paraban de sonar. Había un gran despliegue de bomberos, mossos, policías, ambulancias y helicópteros", apunta. "Decidimos cerrar el local de inmediato y me fui corriendo hacia mi casa", relata.

Manuel Carrete | Expresidente del Centro Gallego de Barcelona

"La tragedia fue en el barrio que acogió a los gallegos en el XIX"

El expresidente del Centro Gallego de Barcelona, Manuel Carrete, recordaba ayer que el lugar en el que se cometieron los ataques está muy vinculado a la emigración gallega. "Entre 1840 y 1850 se produjo allí una gran concentración de emigrantes gallegos y que después se repartieron por toda la ciudad. E incluso llegó a haber allí un colegio gallego durante la Segunda República llamado Rosalía de Castro", afirma Carrete. "También hay locales emblemáticos en la zona de emigrantes gallegos como el restaurante Brasil, el hotel Fornos y el estudio del fotógrafo internacional ourensano Manuel Outomuro", manifestó.

"Por las Ramblas pasan millones de personas al año y es la séptima calle más visitada del mundo y la de mayor concentración de visitantes de España, según el ayuntamiento de Barcelona. Por sus calles adyacentes es muy fácil esconderse y escapar", dijo en relación a la facilidad con la que los terroristas pudieron marcharse tras cometer el ataque.

Manuel Carrete se mostraba también ayer después de los atentados esperanzado en que entre las víctimas -en el momento de hablar con él se desconocían las identidades- no hubiese ninguna persona gallega entre los fallecidos y heridos. "La mayoría de los jóvenes están fuera de vacaciones y para los mayores eran horas de mucho calor", aseguraba Carrete al mostrarse esperanzado de que ningún conocido se encontrase entre esa lista fatal.

Fany Mariño | Viguesa

"Era un caos, los helicópteros nos sobrevolaban"

La viguesa Fany Mariño, que trabaja en Barcelona como asistente personal de un cirujano, vive en las cercanías de la Avenida Diagonal, próximo al lugar en el que se cometió el atentado ayer. Su calle estaba ayer cuando atendía a FARO "demasiado tranquila, casi desierta". "Antes todo fue un caos. Nos llegaban avisos de que no saliéramos de casa, había helicópteros sobrevolando las calles. Entre esas advertencias algunos afirmaban que los terroristas venían para la zona en la que yo me encontraba", recordaba la gallega.

Cuando sucedieron los hechos ella estaba descansando en su domicilio. Se enteró por una llamada de teléfono. Era su padre desde Vigo preocupado tras haber escuchado en los medios de comunicación las noticias que empezaban a llegar desde la Ciudad Condal.

"La zona en la que cometieron los ataques era perfecta para sus intereses. Porque la huida por las estrechas calles es mucho más fácil", afirma la viguesa. "Entre las seis y las siete mandaron cerrar los establecimientos, se cerraron las líneas de metro y tren y se suspendieron las fiestas. Estamos a la espera de lo que pase ahora", dijo.