El aspirante a recuperar el cargo de secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha desafiado a aquellos que le cuestionaron dentro de su propio partido y que promovieron su destitución antes de su dimisión a que expliquen "por qué se abstuvieron" ante Mariano Rajoy, ahora que "ya tienen candidatura".

"Estos meses hemos venido escuchando que primero es el qué y luego el quién. Bien, ya sabemos el qué y el quién. Ahora queremos saber el por qué, queremos saber por qué derrocaron a un secretario general elegido por la militancia, por qué no consultaron a la militancia sobre la abstención ante el PP", ha señalado.

Sánchez ha planteado estas cuestiones durante su intervención en la Escuela de Invierno que organiza la agrupación socialista con mayor número de afiliados de Canarias, la de Las Palmas de Gran Canaria, un foro que contó hace unas semanas con la presencia de Patxi López y que este mismo sábado espera a Susana Díaz.

Sin nombrarla expresamente en ningún momento de su discurso, el exlíder del PSOE se ha referido varias veces al acto de presentación de Susana Díaz como aspirante a dirigir el partido y a las grandes figuras históricas del partido que la arroparon, como Felipe González, Alfonso Guerra o José Luis Rodríguez Zapatero.

Pedro Sánchez ha reiterado que él respeta la historia, pero quiere un PSOE "del siglo XXI, no del siglo XX", y ha advertido de que en su partido todavía hay quien sigue sin entender lo que los miles de ciudadanos que hace unos años salieron a calle con el movimiento del 15-M querían decir cuando demandaban "democracia real, ya" en las principales plazas de toda España.

El primer secretario general del PSOE elegido en primarias ha defendido este mecanismo para que las diferentes opciones que existen en el partido expliquen sus propuestas, teniendo siempre claro que "entre compañeros no hay adversarios", sino que estos se encuentran "fuera" y, fundamentalmente, en las filas del PP.

Y, para él, estas primarias son una buena ocasión para que aquellos que le forzaron a dimitir tras las últimas elecciones expliquen por qué el PSOE facilitó con su abstención que Rajoy volviera a gobernar, qué ha cambiado en España desde entonces -a su juicio, "nada"- y cuántas cosas podrían haberse transformado si su partido estuviera hoy al frente de un ejecutivo de progreso.

Sin preguntas de los periodistas

Los periodistas solo han podido escuchar la intervención inicial de Sánchez esta noche en Las Palmas de Gran Canaria, porque la dirección del PSOE en la ciudad ha echado a la prensa del auditorio cuando empezaba el turno de preguntas, con el argumento de que así se facilitaba que los militantes pudieran expresarse libremente.

En su discurso, Sánchez ha garantizado que, si no gana las primarias, solo esperen de él lealtad al nuevo líder del partido, sea quien sea el elegido, porque nadie mejor que él sabe lo que supone "ser cuestionado desde dentro", ha enfatizado.

Sin embargo, también ha dejado claro lo que quiere: "Un PSOE ganador", que no esté "debajo del PP ni a su lado, sino en frente", que vuelva a ser "el partido de la izquierda" y que esté unido, pero "unido a sus militantes y a sus principios, no a la derecha".

También ha anunciado que si él vuelve a dirigir el PSOE, habrá dos nuevos artículos en sus estatutos: uno que diga que los pactos postelectorales se consultan obligatoriamente a los militantes y otro que aclare que las gestoras duran "90 días, no nueve meses".

Sánchez ha recordado que el histórico líder socialdemócrata alemán Willy Brandt solía decir que "el futuro no lo librarán aquellos que se aferran al pasado", para recalcar que él pretende que el PSOE, que "ya conquistó el pasado, conquiste el futuro."

También ha subrayado que quiere "un PSOE coherente", porque está seguro de que su partido volverá a gobernar el día que diga lo que hace y haga lo que dice".

"Yo cumplí mi promesa y pagué un alto precio. Que sea la última vez que un secretario general tiene que dimitir por cumplir con la palabra dada", ha añadido, en referencia al proceso que condujo a su salida de la Ejecutiva tras mantener su "no" a la investidura de Rajoy.