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Coronel de Infantería en la reserva y experto en terrorismo

Pedro Baños: "España es para los yihadistas un objetivo histórico pero no un enemigo"

"Los partidos xenófobos y racistas pueden llevar a Europa a la autodestrucción"

El coronel Pedro Baños. // FdV

En una época marcada por la alerta global ante la amenaza yihadista, el coronel en la reserva Pedro Baños lanza un mensaje de cierta tranquilidad para España, una nación vista por los seguidores de Abu Bakr al-Baghdadi como un objetivo histórico pero no como un enemigo a batir. Analista especializado en estrategia, geopolítica, inteligencia, terrorismo, relaciones internacionales, defensa y seguridad, Baños no cree que el yihadismo sea la principal amenaza para Europa. "El desafío somos nosotros mismos", advierte al apuntar el riesgo de autodestrucción que corremos si seguimos aupando al poder a partidos xenófobos y racistas. La complicada situación en Siria, tras cinco años de guerra, no se resolverá con bombardeos, en opinión de este prolífico articulista que tiene claro que pocos comprendieron el mensaje de las fallidas primaveras árabes, donde los jóvenes más que la democracia tal y como la entienden las sociedades desarrolladas demandaban mejoras socioeconómicas. "El gran error se cometió en Libia con el derrocamiento de Gadafi", asegura convencido al tiempo que sospecha que la intervención de George W. Bush en Irak respondió a intereses de la industria de Defensa norteamericana. Pedro Baños critica sin tapujos a Europa por haberse enfrentado a Putin tras la anexión de Crimea. Y ahora llega Trump.

-Dígame coronel Baños: ¿Cómo va "la guerra global contra el terrorismo", iniciada por Estados Unidos tras los atentados del 11-S?

-Está claro que va mal. Han pasado 16 años y no se ha frenado el terrorismo yihadista porque el esfuerzo que se hizo ha sido únicamente militar y las ideas se pueden bombardear pero no cancelar.

-Turquía es ahora la bestia negra del Estado Islámico (IS) quizá por su protagonismo en el norte de Siria donde ha dado muerte a más de mil de sus combatientes. ¿Es esa la causa real del reciente atentado en suelo turco contra una sala de fiestas, un centro considerado un antro de perversión por los salafistas -yihadistas?

-Hay que tener en cuenta que Turquía había sido hasta el momento muy condescendiente con estos grupos salafistas-yihadistas. Todo ha cambiado tras sus acuerdos con Rusia para combatir al Estado Islámico. A esto hay que añadir las operaciones del Escudo del Éufrates en el norte de Siria que ha cortado al IS una vía importantísima de materiales y personas. Turquía se ha convertido en un objetivo fácilmente atacable y su radicalización religiosa está fomentando un caldo de cultivo ideal para que muchos jóvenes se quieran unir a las filas de este grupo terrorista.

-¿Es hoy Siria la madre de todas las batallas?

-En cierta medida sí porque lo que sucede en Siria es que se dan varias guerras superpuestas. Está el enfrentamiento religioso entre suníes y chiitas, el ideológico, el político y el económico. Hay un enfrentamiento geopolítico mundial agravado por Estados Unidos y Rusia.

-¿Qué nos estamos jugando en Siria, donde los rebeldes no han podido derribar Al-Asad gracias al apoyo que recibe de Rusia que tiene en Tartus su única base naval en el Mediterráneo?

-Hay mucho en juego. Se nos vendió primero que la democracia estaba en juego al perpetuar a Bachar al-Asad en el trono pero nadie se preguntó quién le iba a sustituir en el poder. En un primer momento hubo mediadores para abordar este problema pero tras cinco años de guerra, los únicos con capacidad de negociar son grupos radicales peores incluso que el IS. Siria se ha convertido en un foco de yihadistas que compromete seriamente a Europa.

-Además Estados Unidos y Rusia combaten al IS en Siria, pero a la vez están enfrentados sobre el futuro del dictador sirio. ¿Cómo se traduce en la guerra ese galimatías?

-Tanto Rusia como Estados Unidos buscan sus propios objetivos geoestratégicos. Lo que se juega en Siria es un nuevo orden mundial. Si gana Rusia se hará más fuerte para poder intervenir en otros escenarios del planeta, algo que Estados Unidos tratará de impedir a toda costa. Todos han financiado y dado armas a grupos rebeldes nada moderados que nos han llevado a este desastre.

-Sigamos: en Siria está en juego también la rivalidad entre los gobiernos de Irán y Arabia Saudí, el primero a favor de mantener Al-Asad y el segundo, decidido a eliminarlo, ambos enemigos de Israel, pero a la vez enfrentados entre ellos por motivos religiosos.

-No solo es un galimatías sino que queda por ver las consecuencias últimas de esta guerra y la reacción que van a tener los países suníes del golfo ante el éxito que están teniendo los chiitas de Irán en Irak, Siria, Líbano o Yemen, apoyado ahora por Estados Unidos.

-¿Ha sido el desembarco del IS en Siria obra de los servicios secretos de Turquía y Arabia Saudí?

-Eso parece evidente. Lo que está claro es que no apareció allí por generación espontánea y también es cierto que el IS tiene un gran apoyo de la población en Siria e Irán. El IS fue ayudado por potencias extranjeras interesadas en acabar con Al-Asad y se da la paradoja de que en Irak, Estados Unidos lucha codo con codo con Irán para acabar con el IS pero en Siria vemos a tropas iraquíes chiitas enfrentándose a rebeldes que apoyan los norteamericanos.

-Aparte de que el yihadismo pretenda someter a los infieles, el problema mayor parece estar dentro de los propios islamistas, ferozmente divididos entre suníes y chiitas...

-Los salafistas-yihadistas ven impuros a aquellos musulmanes que no se arriman a sus postulados rigoristas y los ven como unos vendidos a Occidente. Los primeros afectados por este extremismo son los musulmanes. Más del 80 por ciento de las víctimas son musulmanes.

-¿Está de acuerdo con el periodista Patrick Cockburn en que fueron Arabia Saudí y Pakistán los países que patrocinaron el yihadismo?

-En la década de 1980 esos países quisieron llevar la yihad a Afganistán, un país entonces secular en el que las mujeres llevaban minifalda y de donde quisieron expulsar a los soviéticos. Para lograr este objetivo se valieron de los servicios de inteligencia de Estados Unidos y el Reino Unido y de la financiación de Arabia Saudí. La vía de entrada de dinero y combatientes se hacía a través de Pakistán.

-¿Hay que retrotraerse entonces a Afganistán para entender el nacimiento del IS?

-Sin lugar a dudas. Ya en el pacto de Bagdad firmado en 1955 por Irán, Irak, Pakistán, Reino Unido y Turquía se potenciaba el rigorismo musulmán para hacer frente a los países que se acercaban a la órbita soviética, como Afganistán. En la década de 1990 Estados Unidos se asentó en territorios sagrados del Islam lo que hizo que Bin Laden declarase la guerra a los norteamericanos y todo esto desembocó en el 11-S de 2001. En 2003 además Estados Unidos intervino en Irak y todos estos actos provocaron un virulento movimiento de repulsa contra Estados Unidos y sus aliados. Nos atacan por ser aliados del gran enemigo a batir.

-Pero ahora cada vez son menos los ataques en territorio norteamericano.

-Estados Unidos se ha convertido en una isla de seguridad donde no dejan entrar ni a refugiados de Siria.

-¿Cómo ha sido la participación de la CIA y los servicios secretos británicos y saudíes en la creación de grupos de fundamentalistas islámicos para expulsar a los soviéticos de Afganistán?

-Fueron los impulsores de los talibanes, de esos combatientes que se formaban en las madrazas que hay en la frontera entre Paquistán y Afganistán. El único interés que movía a norteamericanos, británicos, saudíes y paquistaníes era el de echar a los soviéticos de Afganistán.

-Ahí aparece Bin Laden en 1988 con Al Qaeda.

-Bin Laden no fundó Al Qaeda pero sí que fue elegido como líder de la organización por los líderes religiosos de Afganistán. Era un multimillonario que había dejado la vida de lujo para combatir y eso lo hacía muy atractivo para los muyahidines. Los talibanes fueron en realidad llamados por el pueblo para poner orden ante los desmanes de los muyahidines que habían echado a los soviéticos.

-Así que los talibanes expulsan a los muyaihidines.

-Exacto, expulsan a los que combatieron a los soviéticos que convirtieron el país en un caos. Fue entonces cuando la población llamó a los talibanes, a los estudiantes puros, para que pusieran orden en este caos.

-¿Por qué George W. Bush decide en 2003 contra viento y marea invadir Irak, un país artificial con tres etnias enfrentadas, hasta entonces férreamente controlado por los suníes, yendo mucho más allá que su padre?

-Esa es una pregunta que se ha quedado sin respuesta porque no existía ni el motivo de la venganza pues Estados Unidos ya había atacado Afganistán. Estaba en la lista de países rebeldes y se habló de armas de destrucción masiva, pero ese es un argumento débil. Esa intervención no se la explicado bien y creo que responde a problemas de rivalidad interna en Estados Unidos y a los intereses de la industria de Defensa.

-Los iraquíes solo se unieron para intentar expulsar a los americanos de su país en cuanto comenzaron a verlos como invasores tras la caída de Sadam Husein.

-Exacto. El yihadismo no es más que un movimiento musulmán para luchar contra el invasor. Se generó un sentimiento nacionalista que se arropó bajo la bandera del radicalismo religioso. La división que existía en Irak entre suníes y chiitas era mínima pero tras la caída de Husein la lucha se centró en expulsar a los norteamericanos del país y se acrecienta ese enfrentamiento entre suníes y chiitas. Las riendas del poder las habían tenido tradicionalmente los suníes, pero Estados Unidos los echó de todas las capas de poder para poner a los chiitas. Los suníes se quedaron en casa de la noche a la mañana sin sueldo pero con armas.

-¿Surge el IS de la descomposición del partido Baaz de Sadam?

-El IS se ha nutrido de esa descomposición y de esos combatientes y dirigentes que se quedaron sin trabajo y que guían al IS. Sus operaciones militares son brillantes propias de estrategas. Además existe un apoyo poblacional muy importante de los suníes para frenar a los chiitas.

-¿Quiénes están detrás del movimiento dirigido a derrocar a Al-Asad integrado por un grupo de rebeldes suníes que habían sido desalojados del poder iraquí tras la invasión norteamericana?

-Los suníes expulsados del poder en Irak vieron una oportunidad a través del conflicto en Siria de recuperar sus derechos. No intervienen en la parte chiita de Irak sino que buscan recuperar el control del mundo suní. Ya en la década de 1980, el padre de Al-Asad impulsó una masacre de miembros de los Hermanos Musulmanes sirios de fe suní. Los expulsados encontraron cobijo entonces en el IS.

-El IS entra en acción en el norte de Alepo (Siria) para combatir Al-Asad y luego declara la guerra abiertamente a Al-Maliki, entonces presidente chiita de Irak, que practicaba una represión feroz contra los suníes.

-En cierta medida, sí. El Estado Islámico proclamó su califato en 2014. Había nacido en el norte de Siria, en la frontera con Turquía. Luego se empezaron a expandir por toda Siria con el objetivo de echar del poder a Al-Maliki al que acusaban de corrupción y sectarismo contra los suníes. Hubo manifestaciones pacíficas que fueron aplastadas de forma brutal lo que acrecentó en resentimiento suní. Al-Maliki dejó la presidencia pero sigue en la vicepresidencia del gobierno iraquí.

-¿Puede suponer la caída de Al-Asad otro error como el cometido por Estados Unidos con el derrocamiento del dictador Sadam Husein?

-No solo hay que hablar del error en Irak. El gran error se produjo en Libia con el derrocamiento de Gadafi. Lo que ocurre es que no se entiende la idiosincrasia de estos países de sistemas tribales que hacen muy complicada su unión cuando surge un islam político de carácter radical y no se logra el cambio a un sistema democrático. Mire lo que ha pasado en Egipto o en Libia. Lo que se ha conseguido es desestabilizar todo el Sahel y parte del África Occidental.

-¿Por qué es tan conflictiva la relación entre Al Qaeda y el IS?

-Se trata de una lucha intestina por el poder. Los dos grupos persiguen los mismos objetivos y tienen la misma ideología. La lucha entre ellos se centra ahora en ver quién es el califa. Al Qaeda quiere instaurar un califato universal pero llegó Abu Bakr al-Baghdadi, líder del IS, proclamó el califato con capital en Raqqa y se autoproclamó califa y descendiente de Mahoma.

-¿Tan difícil es acabar con el IS, cuyo ejército no supera los 50.000 hombres?

-Es muy difícil. Al IS le sobran combatientes jóvenes de origen suní que luchan con la moral muy alta por recuperar sus territorios tradicionales. Están más motivados por ello que los soldados chiitas.

-Sé que usted no es partidario de una solución militar. ¿Cómo se puede entonces acabar con el IS?

-Bombardeando a IS no se acaba con el problema. Hay que afrontar los agravios que dicen haber sufrido los suníes y negociar con sus líderes tribales en busca de una solución. Bombardeando se agrava el problema porque aparece la sed de venganza que es un sentimiento muy arraigado en estas sociedades.

-¿Tuvo algún efecto positivo para los intereses occidentales la liquidación física de Bin Laden, teledirigida por Obama?

-En absoluto. Todos estos grupos tienen una alucinante capacidad para renovar sus liderazgos. La recomposición de la cúpula de Al Qaeda fue instantánea. Al- Zawahiri quizás no es tan carismático como Bin Laden pero está demostrando una resiliencia increíble.

-¿Busca el IS realmente implantar de nuevo el Califato incluso en España?

-Sin lugar a dudas. Son aspiraciones históricas y miran a su época de mayor esplendor con una ciudad como Córdoba que durante los siglos X y XI era grandiosa. En España están además tres de las cinco grandes ciudades sagradas del cristianismo: Santiago de Compostela, Liebana y Caravaca de la Cruz, puntos a perseguir por los islamistas radicales. De todas formas, España es para los yihadistas un objetivo pero no un enemigo.

-¿Qué quiere decir?

-Somos objetivo histórico y simbólico pero no un enemigo por no habernos involucrado directamente en el combate contra los grupos yihadistas. Además somos un país muy tolerante en el que aún los inmigrantes no están hacinados en guetos, como en Francia. No hay que olvidar tampoco la eficiencia de nuestros servicios de inteligencia y policiales.

-¿Es el yihadismo la gran amenaza para Occidente?

-La gran amenaza somos nosotros mismos si seguimos avanzando hacia una división dentro de Europa por el problema de los refugiados y tendemos a arrimarnos a partidos políticos xenófobos y racistas. Eso puede llevarnos a la autodestrucción. El yihadismo es una amenaza importante pero no existencial.

-¿Qué papel juega el petróleo en este conflicto de Oriente Medio?

-Está claro que en Siria había varios proyectos vinculados a oleoductos y gaseoductos. A unos les interesaba que Al-Asad siguiese en el trono y a otros, no. La bajada del precio del petróleo también ha influido en la zona donde solo Arabia Saudí es capaz de producir muy barato, lo que perjudica a Rusia y a Irán.

-La actuación norteamericana en Siria no ha sido el broche de oro que esperaba Obama. ¿Qué cabe esperar de Trump, el amigo de Putin, en este conflicto?

-Obama tampoco se ha involucrado lo suficiente como para reconducir este grave problema. Si Estados Unidos y Rusia llegan ahora a un acuerdo, bienvenido sea para frenar al menos el desastre humanitario que estamos viendo.

-Usted sostiene que el gran problema de la seguridad en el mundo de hoy está en Ucrania. ¿Tanto miedo le tiene a la Rusia de Putin?

-Es un problema sobre todo para Europa. La Unión Europea cometió el error de enfrentarse innecesariamente con Putin tras la anexión de la península de Crimea en Ucrania y obvió que Putin tiene el 90 por ciento de respaldo de su población. El pueblo ruso es muy sufrido y sacrificado y ha encontrado en Putin al líder para recuperar su grandeza. A ver qué pasa ahora si esta tensión con Rusia no se reconduce y al mismo tiempo se produce una alianza entre Putin y Trump que deje totalmente aislada a Europa.

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