Irene Montero, por el sector "pablista", y Rita Maestre, por el "errejonista", tomaron ayer el relevo en el enfrentamiento que libran las dos principales corrientes de Podemos, cuyo último motivo de fricción ha sido la destitución del portavoz en la Asamblea de Madrid, José Manuel López, a manos del nuevo líder del partido en esa comunidad, Ramón Espinar, afín al secretario general, Pablo Iglesias.

La destitución de López puso el colofón a la pugna que han mantenido Iglesias y su "número dos", Íñigo Errejón, durante todo el año, con el telón de fondo de sus diferencias sobre cómo aprovechar la estancia del partido en la oposición, el tono que debería tener su discurso o su grado de implicación en las movilizaciones ciudadanas.

Eso, aparte de las discrepancias sobre las reglas que regirán las votaciones en el próximo congreso de la organización, pulso finalmente ganado por los "pablistas" en una consulta interna, pero por estrecho margen.

Desde el viernes, cuando se supo que López había sido destituido, la tensión no ha dejado de crecer. Errejón tuiteó: "Éste no es el camino". Y el sábado se desató una campaña en esa red social, bajo la etiqueta #ÍñigoAsíNo, a la que se sumaron destacados dirigentes adscritos al "pablismo", como los diputados Irene Montero y Rafael Mayoral, además del secretario de Organización, Pablo Echenique, que el domingo llegó a acusar a Errejón de poner a Podemos "en peligro" por criticar públicamente decisiones "democráticas" tomadas por los órganos del partido.

Esa campaña de tuits, que se interpreta como un intento de desgastar a Errejón antes del congreso de Vistalegre II, generó a su vez un reguero de mensajes en la misma red social a favor del "número dos", que guarda silencio desde el viernes.

Así las cosas, Echenique publicó el domingo en facebook un mensaje para justificar su uso del "hashtag". "Cuando una corriente empieza a poner sus (legítimos) intereses por delante de la legitimidad de los procesos democráticos y de las decisiones de las direcciones elegidas por la gente, tengo la obligación de decirlo", escribió, después de considerar la campaña contra Errejón "un toque de atención".

También Irene Montero quiso justificarse ayer sobre la referida campaña. Dijo que se había sumado a ella porque vio necesario hacer "una llamada a la responsabilidad". Y no se arrepiente de haberlo hecho, porque no quiere que el debate interno "ponga en riesgo el proyecto" del partido. Su conclusión es que "Podemos no será Podemos sin Errejón, pero la fortaleza de Íñigo no se puede construir debilitando a Pablo o dañándolo".

Por el contrario, Rita Maestre, portavoz del Gobierno municipal de Madrid, no dudó en considerar la campaña un "error grave del entorno del secretario general, que le hace daño", además de "un cálculo muy mal hecho y que le hace daño a Podemos".

Aparte, Maestre dejó claro que la destitución de López por Espinar (con quien ella compitió por la secretaría general de Madrid) es un "castigo" que "no es propio de la nueva política precisamente, sino bastante vieja".