La eventualidad de una reforma constitucional concentró ayer buena parte de las declaraciones de los líderes políticos durante los actos con motivo del 38.º aniversario de la Carta Magna de 1978. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no rehuyó el debate, pero, según numerosos observadores, lo enfrió seriamente al asegurar que aunque el PP estará "siempre dispuesto a considerar cualquier reforma" de la Constitución que "sea razonable", exigirá que antes se fije con "claridad" cuáles son los aspectos del texto que no se van a tocar en ningún caso.

En este punto, Rajoy citó la unidad de España, la soberanía nacional, la igualdad de los españoles, los derechos y libertades fundamentales, la pertenencia a Europa y los pilares básicos del Estado del Bienestar: educación, pensiones y sanidad.

Para Rajoy, que hizo estas declaraciones a su llegada al Congreso, la reforma constitucional no es un asunto que pueda quedar sujeto a "ocurrencias" ni a "frivolizar", ya que se deben "hacer las cosas muy bien", como en 1978, manteniendo el "espíritu de consenso" que se fraguó entonces. Después, en una charla informal con los periodistas, se mostró aún más cauto y enfrió aún más la posibilidad de abrir, con la presencia de podemos y los secesionistas catalanes en la Cámara Baja, la reforma de la Constitución.

De hecho, según informó Europa Press, Rajoy se remitió al referéndum convocado en Italia sobre la reforma constitucional, que ha acabado con la dimisión del primer ministro, Mateo Renzi. "¡Ahora voy a convocar yo un referéndum!", proclamó con ironía ante los periodistas.

Lo sucedido en Italia ha estado presente en los corrillos de la recepción celebrada en la Cámara Baja y, en las filas del Gobierno y del PP se puso el acento en los peligros que conllevaría un referéndum constitucional, ya que abrir el melón de la Carta Magna exige un consenso que aconseja contar con Podemos y con los nacionalistas catalanes y vascos, todos ellos defensores del derecho a decidir.

Si la reforma de la Constitución afecta al título preliminar (la definición de España), los derechos fundamentales o la Corona, es obligatorio celebrar un referéndum e incluso disolver las Cortes para que un nuevo Parlamento revalide la reforma. Para modificar el resto del articulado, el referéndum no es preceptivo, pero es posible siempre que lo pida el 10 por ciento de una de las dos cámaras, lo que en el Congreso supone tan solo 35 diputados. Podemos y sus diversas confluencias cuentan con 71; ERC tiene 9; la antigua Convergencia, 8; el PNV, 5, y EH Bildu, 2.

Desde la oposición, el PSOE_ insistió en la necesidad de iniciar los trabajos parlamentarios para abordar la reforma sin necesidad de esperar a que los socialistas celebren el año que viene el Congreso Federal en el que elegirán a su nueva dirección. Esa fue la opinión expresada ayer en el Congreso por del presidente de la gestora socialista y del Principado de Asturias, Javier Fernández, y también por los presidentes de Extremadura, Guillermo Fernández-Vara, y de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. Más prudente se mostró el presidente de Aragón, Javier Lambán, quien aseguró que si el debate sobre la reforma "va a dividir a los españoles, es preferible no acometerlo".